Proyecciones oficiales indican que este año el país deberá comprar 70 cargas de GNL para poder garantizar el abastecimiento residencial e industrial, pero se presentan dos incógnitas, por un lado, con qué niveles de precios finales se encontrará en un momento de alta volatilidad del mercado internacional. Y, por otro lado, hasta dónde puede dar por seguro que va a contar con los suministros contratados ante los cambios de destino que los proveedores disponen sobre la marcha y a última hora para aprovechar los valores más altos que se están abonando en los países europeos y asiáticos.
Para este año, las proyecciones oficiales indican que el país deberá comprar un paquete total de 70 cargas de GNL para poder garantizar el abastecimiento residencial e industrial que no se alcanza a cubrir con la producción gasífera local y las declinantes importaciones de gas natural de Bolivia.
Según el informe elaborado por la Secretaría de Energía para las audiencias públicas de las tarifas gasíferas, durante el período invernal la oferta total será atendida en un 73% por las petroleras domésticas, un 18% con barcos de GNL y el 9% restante con el gas proveniente de los yacimientos bolivianos.
Para las nueve cargas de mayo que están en juego ahora, los funcionarios de Energía estiman que el precio no bajará de los u$s35 por MBTU. En cambio, analistas privados no descartan que el piso de esas cargas oscile entre los u$s40 y 45 por MBTU debido la inestabilidad económica que se registra a nivel mundial tras la sangrienta ocupación rusa del territorio ucraniano.
En los primeros días del avance del ejército de Vladimir Putin, el precio del GNL superó los u$s60 por MBTU y rozó durante algunas jornadas la marca histórica de u$s100 por MBTU. Si bien en la última semana retrocedió a un rango de u$s34/38 por MBTU, nadie se anima a pronosticar un horizonte de precios estable para las 60 cargas de GNL que aún le restan comprar al Gobierno para el período junio-agosto.
El año pasado las autoridades energéticas destinaron unos u$s1.100 millones para hacer frente al pago de las importaciones de GNL. Para este año, las proyecciones de lo que habrá que desembolsar por los cargamentos de ese combustible oscilan entre los u$s4.500 y u$s6.500 millones.