En lo que va del año, Banco Central (BCRA) implementó ya cuatro alzas de las tasas de política monetaria, una por mes. La última actualización de los tipos de interés fue el pasado 13 de abril, con un retoque de 250 puntos básicos, que fijó el nuevo piso del plazo fijo a 30 días en un 46% anual, lo que representa un rendimiento de 57,1% de tasa efectiva anual (TEA).
Como en las tres veces anteriores, la noticia llegó después de que se conociera el dato de inflación elaborado por el Instituto de Estadísticas y Censo (INDEC). Por eso, a medida que se acerca el fin de mes, el mercado empieza a especular nuevamente sobre si se viene una nueva suba en mayo, de cuánto y cuándo será.
Algunas consultoras dudan al respecto, pero la mayoría da por descartado que habrá una quinta suba de tasa del plazo fijo en mayo.
Por estos días, al Banco Central se le está haciendo muy difícil lograr el objetivo de las tasas positivas. “Las consultoras privadas que llevan la medición de la inflación hablan de un 5% de piso para el mes, un dato fuerte que responde a la inercia inflacionaria y a las subas estacionales. Frente a esto, el BCRA lleva, por ahora, una política monetaria insuficiente para anclar las expectativas”, describe Diego Martínez Burzaco, director de la consultora Inviu.
Advierte, así, que “el mercado ve que vienen corriendo de atrás a la inflación”. No obstante, el regulador es consciente de que debe lograr fijar una tasa positiva.
Y eso se debe a que, según advierte un informe LCG, en una economía donde la tasa de interés difícilmente compensa la expectativa de devaluación y donde los precios de bienes y servicios posiblemente no reaccionen a la tasa de interés, se corre el riesgo que la dinámica de tipo de cambio y precios se espiralice y la tasa de interés quede continuamente rezagada para ser revisada al alza. Eso viene sucediendo estos meses.
Es casi una certeza que, “en mayo, también habrá una suba de tasas”. Reconocen que “el gran problema es la inflación, que puede llegar a estar en torno al 6% mensual” y que el objetivo es lograr establecer una tasa positiva.
Desde LCG, apuntan que eso es algo que, hoy, no están logrando dado que, “asumiendo una inflación del 63% a 12 meses vista (abril/23), la tasa de referencia actual equivaldría a una tasa real negativa del 2% TEA ex-ante” (es decir, respecto de la inflación por venir).
En igual sentido, Lorenzo Sigaut Gravina, jefe de Macroeconomía de Equilibra, apunta que “el BCRA está comprometido con el FMI a llevar la tasa más cerca de la inflación, por lo que, si la suba de precios que se registró en marzo no es pasajera como esperábamos y tenemos un resultado cercano al 6% en abril, van a tener que tomar medidas con el rendimiento del plazo fijo el mes que viene”.