Con un marcado rechazo del oficialismo, el proyecto de Boleta Única Papel de la oposición obtuvo dictamen de comisión para ser tratado en el recinto de la Cámara de Diputados.
“Logramos dictamen de mayoría para #BoletaUnicaDePapel gracias a un gran acuerdo de toda la oposición que tiene compromiso con mejorar la democracia. Es un paso adelante hacia la transparencia y la equidad”, aseguró en su cuenta de Twitter el presidente del bloque de la UCR en la Cámara Baja, Mario Negri.
Y cuestionó: “El rechazo del oficialismo desnuda su apuesta por la opacidad y la trampa”. El despacho cosechó 58 firmas de legisladores tanto de todos los colores de Juntos por el Cambio como del Interbloque Federal. La firma de la diputada Graciela Camaño fue clave para destrabar el apoyo de ese sector.
El presidente de bloque del Frente de Todos, Germán Martínez, criticó que la oposición “armó un proyecto por fuera del ámbito de las comisiones” y que pese a haber tenido dos reuniones informativas con “aportes valiosos”, el espacio “no tuvo tiempo” de debatir.
“No pudimos discutir la experiencia santafecina o la de Córdoba. Las cuestiones electorales son importantes y se busca que haya consenso. Acá no lo hubo, puede haber dictamen, pero consenso no va a haber”, dijo en diálogo con los medios.
¿Qué es el sistema de Boleta Única y qué cambiaría?
El sistema de Boleta Única de Papel consiste en implementar una sola boleta que contenga los nombres y fotos de todos los candidatos que se presentan en las elecciones, divididos por casilleros por el cargo al que aspiran.
Los electores tienen la posibilidad de elegir a sus postulantes preferidos marcando el recuadro con una lapicera o no marcar a ninguno y votar en blanco si así lo prefieren.
Esto supone un cambio con lo que se utiliza hoy en Argentina: la “lista sábana”, que concentra la oferta de un mismo partido para todas las categorías en una boleta que es única por partido.
En una elección presidencial, por ejemplo, aparecen todas las categorías a elegir (diputado y senador, fundamentalmente) atadas a la categoría presidencial. Es decir, que hay un candidato principal que es el presidente y al que todos miran; y otras categorías secundarias que solo prestan atención los ciudadanos más politizados.
En cambio, con la Boleta Única en su implementación tradicional se evita el efecto arrastre. Esto podría generar más conciencia en la gente para elegir en cada categoría a quien mejor lo represente. Pero en la práctica genera dificultades para que la ciudadanía conozca bien a los candidatos y muchas veces terminan votando por descarte. A los partidos (especialmente los chicos) les complica tener un candidato competitivo para cada categoría.