Lo cierto es que los anuncios de la ministra de Economía sorprendieron a todo el mercado, que como primera reacción le dio un respiro: los tipos de cambio del paralelo cerraron a la baja y, como broche, el Banco Central pudo volver a comprar u$s80 millones tras una desastrosa semana en la que se había desprendido de u$s730 millones.
La lectura que hizo el mercado es que la ministra quiso enfatizar dos temas fundamentales: el primero es que tiene el foco en el equilibrio fiscal, algo que en definitiva la acerca al diagnóstico que hace la mayoría de los economistas. Y el segundo es que cuenta con el apoyo político del Gobierno, lo cual se reflejó en la presencia de la primera línea del gabinete económico, además del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y de la directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont.
La gran duda política que queda planteada es si, además, Batakis cuenta con el respaldo de Cristina Kirchner. Porque los anuncios de la ministra van en el sentido opuesto al que hasta ahora ha venido defendiendo la vicepresidenta. No sólo ratificó la vigencia del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional -y de todas sus metas numéricas- sino que confirmó que recortará el gasto público y que avanzará con el ajuste tarifario basado en el esquema de la segmentación.
No deja de ser una sorpresa el énfasis que puso la ministra en ese aspecto, dado que el mismo día en que se conoció la renuncia de Martín Guzmán, Cristina había ratificado su escepticismo sobre que el ajuste fiscal pudiera ser la solución a la alta inflación.
El tema que inmediatamente llamó la atención del mercado fue el referido al revalúo inmobiliario, en el marco de un catastro único a nivel nacional. Los antecedentes políticos de Batakis -que en 2012, en medio de una severa restricción financiera a la que el entonces gobernador Daniel Scioli estaba sometido por la política de Cristina Kirchner, decidió un fuerte aumento de las valuaciones rurales-, llevaron de inmediato a pensar en que se estaba pensando en un incremento de la recaudación por esa vía.
De hecho, luego de los anuncios, la propia Marcó del Pont destacó el potencial de la mejora en los ingresos de las arcas fiscales a través del impacto de esa medida en el impuesto a los Bienes Personales.
Sin embargo, los expertos del mercado tienden a minimizar este punto. Primero, porque su impacto es relativamente pequeño en términos de PBI: en el acumulado de la recaudación tributaria del año, Bienes Personales representa apenas un 2,2% del total recaudado, una cifra menor en comparación con el 23% que aporta Ganancias, el 29% del IVA o el 8% de las retenciones a la exportación.
Pero, además, se trata de un impuesto cuyo efecto recién se vería el año próximo, dado que Bienes Personales considera las valuaciones al nivel que tenían el 31 de diciembre anterior.
Claro, esto no significa que el impacto vaya a ser menor para quienes efectivamente tengan que pagar Bienes Personales por un monto significativamente mayor al actual. Algunos analistas arriesgaban que, en determinadas zonas del país, hasta se podría triplicar el monto vigente.
Ante esa situación, y saltaron las alarmas en el campo, que ve venir otra exacción de fondos y ratificó su paro de protesta previsto para el miércoles.
“Nos hubiera gustado escuchar medidas que fomenten el desarrollo económico, la capacidad instalada y generen reglas claras para la inversión que el campo necesita. Batakis, cuando era ministra de la provincia de Buenos Aires, implementó un revalúo fiscal desmesurado. Esperemos que, en esta oportunidad, no genere el marco para que los gobernadores hagan lo mismo”, afirmó Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural.