Los bonos en dólares volvieron a caer este martes y provocaron una nueva escalada del riesgo país, que volvió a superar los 2700 puntos básicos y se ubicó en el top 5 de los países con mayor desconfianza por parte de los inversores. Un indicador que advierte que pese los anuncios de la ministra de Economía, Silvina Batakis, los mercados mantienen su escepticismo sobre las promesas fiscalistas y que se cumplirán las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los títulos en moneda extranjera profundizaron su derrotero bajista de precios ante un desinterés inversor pese a cotizar en niveles mínimos históricos. Los bonos perdieron hasta casi 5%, con bajas lideradas por el Global 2029 (4,2%), el Bonar 2035 (3,5%) y el Bonar 2030 (2,8%).
En consecuencia, el riesgo país sumó 61 puntos básicos y alcanzó una vez más los 2.728. El indicador sufrió el salto más grande en lo que va del año tras la renuncia de Martín Guzmán, cuando se aceleró casi 300 puntos, y desde ese entonces acumuló 354 puntos, un tercio de lo que aumentó en el año, unos 1030 puntos básicos. Se trata de niveles máximos desde el canje de deuda de 2020.
Según un ranking realizado por la agencia de noticias internacional Reuters, Argentina se encuentra cuarto en el conteo del índice que realiza el JP Morgan precedido por Rusia (2.779 puntos básicos), Ucrania (4.962 puntos básicos) y Venezuela (36.238 puntos básicos).
En Wall Street, las acciones argentinas que cotizan en ese mercado operaron con descensos liderados por Bioceres (10,5%), Tenaris (1,9%) y Globant (1,7%). Se trató de una rueda signada por el temor a una recesión en Europa y Estados Unidos.
En este contexto, el prestigioso diario británico Financial Times advirtió que tras su primera semana como ministra, Batakis y sus primeras medidas, “esas garantías no lograron calmar a los inversores, que temen otro incumplimiento de la deuda soberana en medio de una inflación galopante y malas finanzas públicas”.
La publicación señala que la asunción de la titular de la cartera económica llegó en momentos en los que los inversionistas “se preparaban para posibles cambios en materia política, que socavarían los esfuerzos por estabilizar la economía argentina y mantener encaminado el ya frágil acuerdo del FMI por US$ 44.000 millones”.