El poder de compra del billete más alto que circula en la economía argentina, el de $1.000, cayó de forma estrepitosa durante todo este año, y la cantidad de alimentos que se puede adquirir con un sólo papel de esta denominación se ha reducido a pocas unidades. Por ejemplo, ahora un ejemplar con la imagen del hornero posibilita acceder a la mitad de litros de leche o de pan lactal que en enero pasado.
El principal “culpable” de esta situación es la inflación, cuyas expectativas se han incrementado en los últimos tiempos de forma acelerada y ya llegan a los tres dígitos para todo este año.
Es que hace dos años atrás, en septiembre de 2020, las proyecciones de esa época de los economistas eran que todo 2022 iba a cerrar con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 35,7%. Incluso, el año pasado ya las estimaciones para todo el presente año se habían acelerado hasta esperar que el IPC Nacional llegaría al 46%, unos 10 puntos porcentuales más que la perspectiva anterior.
El problema es que, en la actualidad, ya se ha desbocado todo pronóstico, debido a que ya se espera alrededor de 100% anual de inflación para el 2022.
De esta manera, por el alto incremento de precios de la economía, el billete de $1.000, que es el de mayor valor de Argentina, alcanza para comprar cada vez menos productos de consumo cotidiano.
“Si en dos años tendió a triplicarse la inflación esperada para el ´punta a punta´ de 2022, puede advertirse que el deterioro del poder de compra del billete de máxima denominación corrió la misma suerte”, grafica Andrés Méndez, director de AMF Economía.
El billete de $1.000 fue lanzado a fines de noviembre de 2017 y, desde entonces, su poder de compra se ha reducido de forma notoria. De hecho, según datos calculados por Méndez, en septiembre un ejemplar con la imagen del hornero permite comprar apenar el 61% de una canasta de bienes y servicios a la que accedía a inicios de 2022 con el mismo papel.
Y la inflación esperada en el período entre enero a septiembre de este año, ubica la suba del IPC Nacional en 65% para estos primeros nueve meses del año.
“Visto desde la óptica del poder de compra del billete de $1.000, puede afirmarse que está sufriendo un embate que hace tan sólo 12 meses atrás no se advertía y, menos aún, al finalizar el tercer trimestre de 2020. La realidad actual indica que el ´daño´ está siendo mayor y tras 9 meses de 2022 se accede sólo al 60% de los bienes y servicios que se adquirían al cierre de 2021”, reflexiona este experto.
“Todo indica que el billete de máxima denominación agoniza progresivamente, sin que aparezca un hermano mayor que la coloque en el lugar adecuado: el de ser utilizado para realizar pagos menores”, concluye Méndez.
Por ejemplo, en el caso de las cantidades de productos alimenticios que se podían adquirir con $1.000 al cierre de 2021 y las que se pueden comprar en la actualidad con el mismo billete, el resultado es impactante.
“Las cantidades a adquirir se redujeron drásticamente. Algo que se traduce en que ahora se precisa una mayor cantidad de billetes para adquirir la misma cantidad de unidades que antes”, resume Méndez.
Por lo tanto, si advertirá durante septiembre que un papel del hornero permite comprar una menor cantidad de unidades. Así, en algunos alimentos más consumidos, se puede adquirir, en el mejor de los casos considerados, hasta el 65% de lo que se accedía en enero pasado. Por ejemplo, se trata de los frascos de mermelada, ya que en enero pasado se podían obtener 6,2 con $1.000, pero ahora apenas alcanza ese dinero para 4 potes.
Y, en el peor de los casos, que es el pan lactal, apenas se tendrá la mitad de ese bien que hace casi 9 meses atrás. Es decir, a inicios de 2022 se podía canjear el billete de mayor valor argentino por 6,74 paquetes de 360 gramos, pero hoy sólo logra comprar 3,59.
Un dato a tener en cuenta es que hoy el billete de $1.000 apenas equivale a 3,4 dólares en el mercado libre. Mientras que en otros países de la región la moneda de mayor denominación representa entre u$s35 a u$s45.
Este nivel tan bajo de poder de compra que tiene el hornero en moneda extranjera, marca a las claras que se requiere la emisión de unidades de pesos de más valor. Incluso, algunos economistas sugieren que deberían emitirse papeles de $5.000 y $10.000.