Mañana se conocerá la decisión del Tribunal Oral Federal 2 que, desde hace tres años y medio, lleva adelante el juicio por las obras concedidas durante el kirchnerismo a Lázaro Báez en Santa Cruz, con Cristina Kirchner sentada en el banquillo y un pedido de pena de 12 años de cárcel
Para la política, mañana no habrá sorpresas. El Tribunal Oral Federal 2 dará su veredicto en el juicio oral que tiene como principal acusada a Cristina Kirchner por delitos de corrupción. Aunque hay otra docena de personas sentadas en el banquillo, las miradas están puestas en la suerte que correrá la vicepresidenta. La fiscalía le ha pedido doce años de prisión por asociación ilícita y defraudación al Estado e inhabilitación para ocupar cargos públicos. Y a esta altura parece no importar lo que diga la Justicia: la grieta ya decidió resolver hace tiempo, más allá de las pruebas o las explicaciones, si Cristina Kirchner es culpable o inocente.
Desde la propia política comenzaron desde hace semanas a correr los rumores sobre el resultado de este juicio. Primero hablaban de una sentencia a ocho años de prisión por los dos delitos, ahora afirman que rondará los cinco años de prisión por sólo por defraudación. Es que, añaden, a nadie le conviene que un gobierno sea considerado una banda para delinquir. Con ese ruido de fondo, en los pasillos de tribunales todo es silencio, desconfianza y reserva. Los que se animan a opinar aclaran que lo hacen de “pico”. Que no saben nada. Y nadie quiere hablar con los integrantes del Tribunal que, no obstante, han sellado sus puertas.
Es que aunque CFK haya dicho hace tres años, a una semana de asumir la vicepresidencia, que la sentencia en su contra ya estaba escrita, los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso trabajaron este fin de semana para ultimar los detalles de esa resolución que abrirá la puerta a las apelaciones y las quejas de los que queden disconformes.
El tribunal jugó a las escondidas con la fecha del veredicto que, aunque se esperaba para diciembre, recién se confirmó hace unos días que sería este martes.
Ahora, la reserva apunta a la hora en que se conocerá la resolución. Se cree que será a última hora del día. Y se atajan ante los rumores que hacen creer que simpatizantes kirchneristas se movilizarán hasta el edificio de Comodoro Py para acompañar a la jefa.
La misma incertidumbre rodea a los magistrados. Los encargados de seguridad del edificio, dependiente de la Policía Federal, ya solicitaron refuerzos para garantizar la custodia del edificio y de sus ocupantes. Es que la primera indagatoria que protagonizó Cristina Kirchner el 13 de abril de 2016, convocada por el juez Claudio Bonadio en la causa dólar futuro, no solo fue su reaparición pública después de haber abandonado la Casa Rosada para dejársela a Mauricio Macri. También fue el inicio de un raid por los tribunales a donde la acompañó la militancia en gestos de apoyo. El comienzo del juicio oral que ahora está llegando a su fin no fue la excepción.
Pero a diferencia de las otras veces, CFK no irá al edificio, es más: habrá que ver si se conecta al zoom. No está obligada a encender su computadora para escuchar el veredicto.
Las fuentes sostienen que, diferencia de otros casos, aquí la vedette son los documentos. De esa frase algunos interpretan que no se ha logrado revertir el estado de inocencia porque no hay ninguna firma que pueda alcanzar a la ex jefa de Estado. Otros, en cambio, sostienen lo contrario: prestan atención a que, entre esos papeles, el TOF habilitó incorporar los expedientes de Hotesur y Los Sauces, la causa que en las que Cristina Kirchner fue procesada junto a sus hijos por asociación ilícita y lavado de dinero por el alquiler de propiedades que le hacían empresarios como Lázaro Báez. Esa causa fue cerrada el año pasado por el tribunal oral que debía hacer el juicio con el voto de dos jueces y la oposición de la tercera magistrada. Por estas horas, Casación debe resolver si reabre esos expedientes para que se ventilen en un juicio oral, con Cristina en el banquillo.
En medio de las teorías y especulaciones, la lógica indica que si CFK fuera condenada, ella misma podrá decir que ya lo sabía, que lo vaticinó. Y si quedara absuelta, asegurará que los magistrados de “Comodoro Pro” no se atrevieron a firmar una condena ante la carencia absoluta de pruebas.