La localidad está convulsionada por la posible llegada de asesino civil más famoso de la historia criminal argentina, que lleva 50 años en prisión.
Nada de ladrones y asesinos de máxima peligrosidad, como estuvo acostumbrado los 50 años que lleva en prisión por matar a once personas por la espalda o mientras dormían, entre 1971 y 1972. Un asilo de San Nicolás de los Arroyos sería el destino que le espera a Carlos Eduardo Robledo Puch si la Justicia le concede lo que pidió su abogado Jorge Alfonso: la libertad por agotamiento de pena.
Una cama cómoda, con televisor, una ventana y un patio con parrilla. Al lado, otra habitación donde vive una mujer con su hija. Y adelante el resto de las personas, entre ella un sacerdote, un vigilante que va y viene.
La garantía del llamado Ángel Negro es una amiga que vive en esa localidad, con la que se cartea desde hace cuatro años. Cuando los psicólogos le preguntaron a la mujer, de 70 años, por qué estaba convencida de alojar a Robledo Puch, ella respondió emocionada: sé lo que está sufriendo, creo en Dios como él, sé que es inofensivo y que su peor miedo es morir en la cárcel, peor que una rata.
Ella aclaró que no viviría en su vivienda, sino en un geriátrico que está situado en la cuadra de su casa, en el barrio San Martín, donde hay un sacerdote que le brindará contención espiritual a Robledo Puch.
En esta etapa, cada vez que una persona se ofrece como garantía de un detenido que podría salir en libertad (la del cuádruple femicida Ricardo Barreda fue Berta André, una novia, y la del siniestro secuestrador Arquímedes Puccio, un pastor de General Pico), un gabinete psicológico, bajo orden judicial, analiza a la persona que podría recibir al condenado en caso de ser liberado.
Durante un tiempo, en San Nicolás se generó una especie de intriga y tensión por la noticia. Algunos la creían falsa. Otros no están dispuestos a vivir en la misma ciudad que el asesino civil más famoso de la historia criminal argentina.
Justicia debe firmar la libertad. Lleva 50 años preso y la pena está agotada. Las personas del asilo manifestaron su aprobación en convivir con él, donde está ahora, en una cárcel platense, está peor que un muerto en vida, está muy deteriorado. Tiene 72 años”, dijo el abogado de Robledo Puch, Jorge Alfonso,
En 2019, la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de San Isidro autorizó a que Robledo sea trasladado de la cárcel de Sierra Chica, en Olavarría, a una cárcel de La Plata donde fue beneficiado con un régimen semiabierto.
“No quiero morir en medio de un sufrimiento espantoso, me resfrío con facilidad, me ahogo, morir asfixiado es tremendo. Antes estaba obsesionado por escaparme, ahora ni siento energía por eso. Estoy convencido de que voy a morir preso, ojalá la Justicia me demuestre que estoy equivocado”, le dijo al pastor que lo visita en la cárcel de La Plata.
En los últimos quince años, en los que Robledo pidió al menos diez veces que le dieran la libertad “por agotamiento de pena”, aparecieron unas diez personas que se ofrecieron como garantía e incluso le propusieron alojamiento. Una es una mujer de Sierra Chica. Otro el dueño de un campo de Olavarría que, según Robledo, llegó a proponerle que sea el casero del lugar. Otra fue una mujer que vive en La Plata. Otro, un hombre que vive en Paraguay y era amigo de su padre y dueño de un diario. Según él, ese empresario le propuso radicarse en Paraguay si queda libre.