El presidente Alberto Fernández pronunció este miércoles el discurso de apertura del 141° período de sesiones ordinarias del Congreso y dejó un mensaje claro: la Corte Suprema es el nuevo enemigo público del Gobierno.
Durante su intervención, el primer mandatario intentó acercarse a Cristina Kirchner con un texto hecho a la medida de la Vice, en el que acusó a los ministros del máximo tribunal de haber tomado “por asalto” al Consejo de la Magistratura y de haberle “quitado dinero a los que más necesitan” con el fallo por los fondos de la coparticipación de la Ciudad.
Con su ataque a la Corte, Alberto despertó a un recinto que se había adormecido mientras repasaba datos económicos positivos de su gestión, pero que la gente vive de otra manera. Su discurso pareció más un balance del pasado que una visión hacia el futuro, algo esperable teniendo en cuenta que se trata de el último año de gobierno.
En medio de la tensión con el ultrakirchnerismo por las candidaturas del Frente de Todos, y tras pasar meses sin mostrarse en público con CFK, Alberto eligió acercarse a la Vice: si bien no habló de “proscripción”, consideró que la condena a la titular del Senado por la causa Vialidad “busca su inhabilitación política”.
El momento más álgido del discurso -que provocó que parte de la oposición se retirara del recinto- llegó cuando el jefe de Estado criticó a la Corte Suprema por darle la razón a la Ciudad de Buenos Aires en fallo por la coparticipación.
“Le da recursos a la ciudad más opulenta”, analizó. Y afirmó que la “intromisión de la Justicia en la ejecución presupuestaria” es algo “definitivamente inadmisible”, endureciendo su posición en un tema más que sensible. En esa línea, dijo que el Poder Judicial dejó de ser confiable.
Respecto de la polémica por el Consejo de la Magistratura, el Presidente acusó a la Corte de “tomar por asalto” el órgano que designa y remueve jueces: “Si aquella reforma de la Justicia Federal hubiera prosperado y si la Corte Suprema no hubiera tomado por asalto al Consejo de la Magistratura, hoy Santa Fe no estaría padeciendo la carencia de tribunales que impiden enjuiciar con rapidez al crimen organizado que se ha expandido en su territorio”.
Y en otro tramo de su intervención, Alberto Fernández acusó a la Justicia de “archivar causas” en las que están involucrados jueces, fiscales y empresarios “poderosos”. Al costado lo escuchaban los representantes de la Corte Suprema, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, que se quedaron en silencio e inmutables ante las críticas.