La entidad monetaria no sube la tasa desde septiembre pasado. Hay preocupación por el “empate” que puede surgir desde este mes.
A la espera de que el Indec informe la cifra oficial de inflación de febrero- que estará nuevamente en torno al 6%-, el Banco Central se debate en torno a una suba de la tasa de interés que pueda compensar esta cifra y mantener en azul el rendimiento de las herramientas de ahorro sin ahogar a las de crédito.En 2022, el Banco Central encadenó nueve subas consecutivas de tasa y a fines de 2022 mostró rendimientos reales positivos, es decir, al terminar el año, la tasa le ganó a la inflación. Desde entonces, la tasa de política monetaria es de 6,3% mensual y de un 75% nominal anual (TNA) que se expresa en 107,494% efectiva anual (TEA).Según un informe de la consultora Ecolatina, “el reciente recalentamiento de los precios, dejó a la tasa apenas por encima de la inflación en enero y, de acuerdo con nuestro relevamiento de precios, habría sucedido algo similar en febrero”.
De acuerdo con la consultora, el Banco Central todavía tenía cierto margen para mantener la tasa en los niveles actuales sin resignar del todo un rendimiento real positivo, sobre todo si se consideraba la medición de la inflación núcleo (es decir, la que no tiene en cuenta cuestiones de estacionalidad). “Sin embargo, la historia podría cambiar al conocerse los datos de febrero y marzo”, advierte.