Un estudio señala que estos insectos pueden distinguir el cáncer de forma más rápida, eficiente y económica que los métodos actuales
Las hormigas pueden olfatear el cáncer. Un nuevo estudio pone de manifiesto que, después de unos minutos de entrenamiento, la Formica fusca es capaz de reconocer células cancerosas por sus compuestos volátiles.
Por su ultra desarrollado sentido del olfato y capacidad de rastreo, desde hace años los perros son utilizados para detectar el cáncer en muestras y en el olor corporal humano, gracias a su capacidad para detección de compuestos orgánicos volátiles (COV), característicos de los tumores y relacionados con su metabolismo celular alterado. Pero los caninos no son los únicos animales con la capacidad de ser utilizados como biodetectores de cáncer. En los laboratorios también se usan ratones y, recientemente, investigadores del Instituto Max Planck de Alemania acaban de plantear la posibilidad de usar hormigas para la misma tarea.
Según señala un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, el refinado olfato de estos insectos podría servir también para la detección temprana de tumores y otras enfermedades, y de forma mucho más rápida, eficiente y económica que los métodos actuales, caracterizados por ser invasivos, muy costosos y basados en la extracción de sangre, biopsias y colonoscopias.
Como explica el equipo de científicos alemanes en su trabajo, las hormigas podrían suponer herramientas de detección prometedoras, ya que son relativamente fáciles de manejar, no requieren instalaciones de cría complejas, están disponibles en grandes cantidades y pueden entrenarse para reconocer un olor en muy pocas pruebas.
Para llegar a esa conclusión, los investigadores del Instituto Max Planck llevaron a cabo un experimento olfativo en el que entrenaron a las hormigas para que aprendieran a discriminar los olores entre la orina de ratones a los que se les había injertado tejidos derivados de pacientes que portaban tumores y el de roedores sanos.
“Las hormigas tienen un excelente sentido del olfato. Y los tumores cancerosos en animales, incluidos los humanos, producen compuestos químicos que pueden llegar a las muestras de orina”, recuerdan los autores en la presentación de su estudio.
Gracias a su capacidad para localizar compuestos orgánicos volátiles, después de solo tres días estos ingeniosos insectos pasaron aproximadamente un 20% más de tiempo cerca del olor aprendido, el de las células tumorales, en comparación al que desprendían las células libres de cáncer.
El éxito del comportamiento de las hormigas para señalar la presencia de tumores se pudo confirmar con los resultados de los análisis químicos que después se llevaron a cabo, respaldando la buena discriminación de los animales entrenados. “Esto demuestra su potencial de actuar como biodetectores de cáncer eficientes y económicos”, declaró Baptiste Piqueret, experto en conducta animal y uno de los coautores de este trabajo según el cual, una hormiga podría proporcionar los primeros resultados discriminantes después de aproximadamente 37 minutos y solo se necesitarían 24 de ellas para revelar una diferencia estadística entre las muestras con tumor y sin tumor.
Las pruebas consistieron en enseñar a grupos de hormigas a reconocer la presencia de sustancias químicas tumorales dándoles recompensas azucaradas. Los investigadores descubrieron que las hormigas no solo podían discernir la diferencia entre las muestras de orina de ratones cancerosos y las que no tenían cáncer, sino que también se les podía enseñar a hacerlo en solo 10 minutos.
Una vez que las hormigas fueron entrenadas para asociar una recompensa azucarada con la orina que contenía sustancias químicas de un ratón con un tumor canceroso, comenzaron la segunda fase de la prueba. incluyó el trasplante de tejido tumoral de cáncer de mama de pacientes humanos a varios ratones. Después de un tiempo de espera para que los tumores se establecieran, se recolectaron muestras de orina tanto de ratones sanos como de aquellos a los que se les habían injertado tumores y expuso a las hormigas a las diversas muestras.
En este caso, los investigadores encontraron que las hormigas pasaban aproximadamente un 20% más de tiempo olfateando muestras que provenían de ratones con tumores.
Aunque, este hallazgo podría suponer un punto de inflexión en la detección temprana y mejora de tratamiento para muchas enfermedades como el cáncer, la principal causa de muerte en el mundo, esta investigación es solo el primer paso para que las hormigas sean utilizadas como diagnóstico. En palabras de Piqueret, responsable del estudio, para que su revolucionario método se considere adecuado como prueba de detección, “necesitamos más experimentación utilizando diferentes tipos de tumores, y sobre todo, [usar] muestras de pacientes humanos directas”. A la espera de que su equipo avance en la prometedora investigación, el potencial de las hormigas constituye un nuevo halo de esperanza para el progreso de la ciencia y la salud.
Los investigadores sugieren que las hormigas pudieron distinguir entre la orina de ratones con cáncer y la de los que estaban sanos. La siguiente fase de su investigación consistirá en averiguar si las hormigas pueden hacer lo mismo con la orina humana, apuntan los autores en el resumen de conclusiones.