Según los científicos es lo mismo que la carne tradicional. Probablemente estemos asistiendo a una nueva era de la alimentación, con hamburguesas, filetes y nuggets elaborados a partir de células que crecen en un tanque de acero y no mediante la cría y faena tradicional de animales vivos. Estos nuevos productos son de origen cárnico, no se trata de sustitutos vegetales que imitan el sabor de la carne o el pollo.
La carne cultivada en laboratorio se “cría” en biorreactores, unos tanques de acero llamados cultivadores. Allí se introducen las células madre procedentes de un animal vivo, un óvulo fecundado o un banco especial de células almacenadas.
Las células elegidas se combinan en el biorreactor con un suero específico que actúa como medio de cultivo, una mezcla similar a un caldo que incluye aminoácidos, ácidos grasos, azúcares, sales, vitaminas y otros elementos que las células necesitan para crecer. Así, de manera artificial se recrea en un tanque de acero el entorno que proporciona a las células los nutrientes necesarios para evolucionar y multiplicarse.
Al final del proceso de cultivo en laboratorio, lo que se obtiene son productos cárnicos.