Según la base de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, en el primer trimestre de 2023 la pobreza llegó al 38,7%, reflejando así un empeoramiento respecto al año pasado de 4,5 puntos porcentuales. Esto significa que hay 18 millones de persona en el país que no tienen los suficientes ingresos para cubrir el costo de la Canasta Básica Total (CBT).
En relación al mismo periodo del 2022, se observó un preocupante aumento del 4,5% en los índices de pobreza en el país, lo que implica que en tan solo un año más de dos millones de personas ingresaron a esta lamentable situación. Además, la tasa de indigencia también experimentó un incremento pasando del 8,2% al 8,9%.
La principal razón por la cual subió significativamente la pobreza y la indigencia obedece a la desenfrenada inflación, que acumuló un 115% en los últimos doce meses. Este deterioro económico impactó negativamente en sus ingresos y condiciones de vida de los trabajadores registrados, informales o aquellos que trabajan de forma independiente.
Lo llamativo es que aún entre los ocupados la pobreza subió del 24,4% al 28,7%. Algo inédito en la Argentina: si se trabaja, se es pobre igualmente. ¿Por qué? Quienes tienen empleo están, en promedio, cada vez más lejos de los productos de primera necesidad.
Cabe destacar que el dato de la EPH del Indec es de 31 aglomerados urbanos, que totalizan 29 millones de personas. Si esos porcentajes se extienden a toda la población (46,2 millones), incluyendo la rural, equivale a 18.000.000 pobres, de los cuales 4 millones son indigentes.