En un mundo que fomenta la necesidad de estar conectados mucho tiempo, es importante saber la manera de poder concentrarnos sin distracciones.
En la actualidad vivimos rodeados de distracciones, ese mensaje de WhatsApp que no puede esperar, el capítulo que tenemos pendiente de nuestra serie favorita o el correo electrónico que nos llega mientras estamos comiendo. La tecnología supuso un cambio enorme en nuestra forma de comunicarnos, en nuestras relaciones personales y también en la forma en la que trabajamos.
¿Cuántas actividades hacemos al cabo del día sin una interrupción? ¿Y qué supone para nuestro cerebro cada una de esas interrupciones? Cal Newport, profesor de Ciencia computacional de la Universidad de Georgetown, analizó qué impacto tienen las distracciones y aportó algunas claves para superarlas.
Así lo explicó en Céntrate (Península), un libro en el que recorre el concepto de deep work, que es algo tan sencillo y a la vez tan complicado, como poder concentrarse sin distracciones en tareas complejas, que exigen nuestra atención plena, durante intervalos prolongados de tiempo.
Trabajo superficial versus trabajo a fondo
En un mundo hiperconectado que fomenta la multitarea, poner el foco en lo que estamos haciendo no es nada fácil. Vemos series con el celular en la mano, mientras tuiteamos o leemos sobre lo que estamos viendo. Trabajamos con el sonido de fondo que provocan los correos llegando a nuestra bandeja de entrada, comemos con la mirada perdida en las noticias o respondiendo mensajes que se nos acumularon.
El teletrabajo, extendido debido a la pandemia por coronavirus, puso sobre la mesa las dificultades que tenemos muchas veces para concentrarnos en una tarea y aprender a concentrar toda nuestra atención en una sola tarea es un proceso largo y complejo del que no siempre somos conscientes.
En los últimos años, múltiples estudios científicos encontraron que, cuando nos ponemos en modo multitarea, el resultado siempre es negativo: tenemos menos memoria, nuestra productividad se ve reducida y, al final, no hacemos bien ni una cosa ni la otra. Además, la multitarea provoca la falsa sensación de tener que terminar antes lo que estamos haciendo, algo que se traduce en estrés y en malestar.
¿Es mejor hacer muchas cosas, aunque sea mal o hacer menos y hacerlas bien? Newport sostiene que una de las habilidades más valiosas debe ser el trabajo a fondo que vendría a definir la capacidad de concentrarse sin distracciones en una tarea exigente. En su libro dice que la capacidad para producir un trabajo realmente significativo exige que le dediquemos tiempo a concentrarnos en las cosas que consideramos importantes o prioritarias, lo que requiere que pongamos atención en ello pero también nuestro empeño en conseguirlo, reservando su tiempo y su espacio.
Las cuatro reglas de la productividad
El objetivo que plantea Newport es alcanzar una mayor productividad y propone cuatro reglas básicas que servirán para reforzar nuestra capacidad de concentración y que nos ayudarán a aprender a aislarnos de las distracciones tecnológicas, lo que, según el experto, nos ayudará a alcanzar el éxito profesional pero también la felicidad.
- Trabajar con profundidad. El objetivo debe ser que el trabajo profundo se convierta en una parte habitual y fundamental de nuestro ritmo cotidiano. Para ello, el experto propone establecer un ritual de trabajo en base a nuestras necesidades. Algunas claves de este ritual serían establecer dónde trabajar y durante cuánto tiempo, cómo trabajar una vez que comencemos o cómo sostener el trabajo. El trabajo profundo y una vida más consciente, nos exige dejar atrás múltiples actividades como las redes sociales, las búsquedas en Internet y, en definitiva, todo aquello que nos quita nuestro tiempo.
- Abrir las puertas del aburrimiento. Trabajar en profundidad implica entrenar la capacidad para concentrarnos, aceptar el aburrimiento y establecer prioridades. Newport cree que puede ser útil establecer tiempos para las actividades que nos roban tiempo para nosotros mismos, el trabajo, la familia o el ocio. Un ejemplo que propone es programar con anticipación el momento en que vamos a usar internet y luego evitar navegar fuera de ese horario.
- Alejarse de las redes sociales. Los medios y blogs usan titulares llamativos y contenidos fáciles de digerir para monopolizar nuestra atención. Las redes sociales también saben cómo engancharnos para que las visitemos varias veces al día. Estos espacios están diseñados para captar y mantener nuestra atención el mayor tiempo posible, por eso la tercera regla que propone Newport se centra en que seamos más estrictos con el tiempo que las redes sociales y determinados sitios online ocupan en nuestras vidas. El experto indica que “las redes e internet no son herramientas malas en sí mismas, sino que es el uso que hacemos de esas herramientas el que negativiza la experiencia”.
- Eliminar lo superficial. ¿Dónde situamos nuestra atención cuando estamos trabajando? Para Newport, “si el trabajo superficial le quita espacio al trabajo profundo, se trata de no utilizar el tiempo del trabajo profundo para llevar a cabo actividades superficiales”. Si queremos tener más tiempo propio y ser realmente productivos en nuestras tareas, debemos suprimir trabajos superfluos y organizar nuestras jornadas. Además, tenemos que ser muy concretos con la actividad que vamos a desarrollar dentro de un tiempo determinado, aceptando que no podemos dedicar más de cuatro horas al trabajo profundo porque nuestra mente no está preparada para ello.