La evaluación encontró que ya se transgreden seis de los nueve “límites planetarios” debido a la contaminación y la destrucción del mundo natural. La Tierra ahora podría estar fuera del espacio operativo seguro para la humanidad.
Los “límites planetarios” son una medida clave que nos indica cuán lejos hemos llegado en perturbar sistemas globales esenciales, como el clima, el agua y la biodiversidad. Cuando cruzamos estos límites, arriesgamos la capacidad de la Tierra para mantenerse en un estado saludable. Este marco se basa en la ciencia del sistema Tierra y se enfoca en nueve procesos cruciales para la estabilidad de nuestro planeta, todos ellos profundamente alterados por nuestras actividades.
El marco de los límites planetarios se basa en la ciencia del sistema Tierra. Identifica nueve procesos que son críticos para mantener la estabilidad y resiliencia del sistema Tierra en su conjunto. Actualmente todos están muy perturbados por las actividades humanas.
El resultado es impactante: la Tierra se encuentra “muy fuera del espacio operativo seguro para la humanidad”, según advierten los científicos. Esta afirmación implica que hemos dejado atrás el estado estable que prevaleció durante el Holoceno, un período que abarcó los últimos 10.000 años desde el final de la última era de hielo y el comienzo de la revolución industrial, en el cual floreció la civilización moderna.
El estado holoceno de la Tierra es la referencia en este contexto, ya que muchos de los componentes que integran el marco de límites planetarios se mantuvieron bastante estables durante este período. Este es también el único estado del sistema terrestre que las civilizaciones han conocido históricamente.
Esta evaluación histórica es el primer control científico de la salud de nuestro planeta, y su resultado es alarmante. Seis límites ya se han sobrepasado, y dos están al borde de romperse: la contaminación del aire y la acidificación de los océanos. Solo el ozono atmosférico se encuentra en un estado seguro, gracias a medidas para eliminar sustancias dañinas.
Ya no es seguro
El modelo de límites planetarios es conservador; pretende brindar tiempo a la sociedad para resolver los problemas antes de llegar a un punto crítico. Pero no se centra únicamente en el clima y la biodiversidad, sino también en cómo estas interacciones afectan a otros aspectos del planeta, generando efectos en cadena.
Aunque los límites planetarios no implican un punto de no retorno, sí aumentan significativamente los riesgos de cambios fundamentales en los sistemas que sustentan la vida en la Tierra, desde aspectos físicos hasta biológicos y químicos. Estos límites se establecieron por primera vez en 2009 y se revisaron en 2015.
La profesora Katherine Richardson, líder de esta investigación, enfatiza que la humanidad ha prosperado durante 10.000 años bajo las condiciones del Holoceno, pero no sabemos si podemos hacerlo en un mundo que enfrenta alteraciones dramáticas y sustanciales.
La integridad de la biosfera se rompió a finales del siglo XIX, cuando la destrucción del mundo natural comenzó a diezmar la vida silvestre. La tala de bosques y el uso excesivo de la tierra también cruzaron límites en el siglo pasado. El cambio climático seguro se superó a finales de los años 1980, según los modelos climáticos. Además, el límite para el uso sostenible de agua dulce se cruzó a principios del siglo XX.
El exceso de nitrógeno y fósforo en el medio ambiente es otro problema. Estos nutrientes vitales se han vuelto una amenaza debido al uso excesivo de fertilizantes, contaminando las aguas y generando problemas como floraciones de algas y zonas muertas en los océanos.
El planeta se encuentra en un estado crítico, y es vital que tomemos medidas para revertir esta tendencia. La seguridad, la prosperidad y la equidad para la humanidad en la Tierra dependen de nuestro esfuerzo conjunto por regresar a un espacio seguro. Los científicos aseguran que en este momento “no estamos viendo avances significativos en esa dirección”, lo que plantea un desafío apremiante para nuestra generación y las que vendrán.