Las esculturas de mármol griegas clásicas hoy parecen blancas y lisas. Pero no siempre fueron así, según un nuevo estudio, que descubrió que las famosas esculturas del Partenón que datan de 2.500 años de antigüedad eran coloridas y estaban pintadas con motivos florales y otros diseños elaborados.
Utilizando una técnica de imagen no invasiva, investigadores del Museo Británico (donde residen casi la mitad de las esculturas) y del King’s College de Londres encontraron rastros de pintura en 11 de las 17 figuras y en una sección del friso que se exhibe en el museo, según un estudio publicado esta semana en la revista Antiquity.
La pintura a menudo no sobrevive en los hallazgos arqueológicos, particularmente en casos como las esculturas del Partenón que datan de entre el 447 y 438 a. C. y estuvieron continuamente expuestas al ambiente, dijo el autor principal del estudio, el doctor Giovanni Verri, científico conservacionista del Instituto de Arte de Chicago, quien anteriormente fue miembro del Museo Británico.
“Estas son simplemente finas capas de pintura en la parte superior de la superficie de estos objetos, por lo que están en la interfaz entre todo lo que sucede… (La pintura) es la primera en percibir el impacto del medio ambiente”, dijo Verri. “También es posible que durante los tratamientos de conservación (tratamientos de restauración) estos pequeños rastros que efectivamente parecían suciedad hayan sido eliminados sin darse cuenta”.
Grecia ha pedido repetidamente la devolución de las esculturas que el diplomático británico Lord Elgin retiró del imponente templo del Partenón de Atenas a principios del siglo XIX cuando era embajador ante el Imperio Otomano, que entonces gobernaba Grecia.
La luz infrarroja detecta rastros de pintura perdida hace mucho tiempo
La técnica utilizada para encontrar la pintura fue creada en 2007 por Verri y se conoce como imágenes de luminiscencia inducida visible. El proceso utiliza luz infrarroja que encuentra rastros microscópicos de pintura que el ojo no puede ver, dijo Verri. Al iluminar las esculturas con luz roja, un pigmento conocido como “azul egipcio” absorbe la luz y aparece ante la cámara como un blanco brillante.
El “azul egipcio” era un pigmento popular de la época, que se elaboraba con calcio, cobre y silicio, según la Royal Society of Chemistry. El azul brillante era muy valorado por su rareza y comúnmente se reservaba para la realeza o para representaciones de dioses y diosas.
El peculiar color azul fue encontrado en varios lugares de los mármoles, como en la cola de serpiente de la escultura del mítico rey Kekrops, en el espacio del fondo de las estatuas de Deméter y Perséfone y en el vestido que llevaba Dione, madre de Afrodita, donde se halló la formación de dos pétalos de flor cerca de la parte inferior de la tela, según el estudio.
“La interpretación de estos rastros tan pequeños siempre es complicada”, dijo Verri. “Entonces, hacemos sugerencias (de estos patrones) a través de comparaciones con otras obras de arte”.
Los investigadores también detectaron un color púrpura que no se encontró mediante el proceso de obtención de imágenes sino con el ojo humano, dijo Verri. El tono, al que denominaron “púrpura del Partenón”, es particularmente único, según el estudio, porque los investigadores descubrieron que no se elaboraba con mariscos, la antigua receta mediterránea común.
El púrpura a base de mariscos se puede detectar mediante una técnica llamada fluorescencia de rayos X, dijo Verri, pero ese color no estaba presente en este caso.
Los textos clásicos se refieren a un color púrpura difícil de alcanzar, añadió el estudio, pero los ingredientes no fueron revelados porque el color se consideraba muy valioso.
“Este estudio reciente ofrece más pruebas de que la decoración colorida era común en el arte griego antiguo”, dijo Michael Cosmopoulos, profesor de arqueología y estudios griegos en la Universidad de Missouri-St. Luis, por correo electrónico. Él no estuvo involucrado en el estudio.
“Esto es muy importante porque desafía la idea occidental tradicional de que el arte clásico era simplemente mármol blanco y muestra cuán importante era el color para los artistas griegos antiguos… Estos hallazgos nos ayudan a comprender el proceso creativo detrás, así como el significado del Partenón y sus esculturas”.
En este momento, una reconstrucción de la apariencia original de las esculturas “no es realmente posible”, dijo Verri, ya que la técnica de imagen solo detectó pintura azul, y “porque reproducir en términos modernos una de las mayores obras maestras de la humanidad no es algo que pueda hacerse a la ligera”, añadió Verri.
El estudio también encontró que no había signos de incrustación o abrasión en las esculturas que normalmente ayudan a que la pintura se adhiera.
“Lo que realmente hemos podido demostrar no son superficies específicas para la aplicación de pinturas, sino que tanto la talla como el color se concebían como parte de un mismo objetivo”, afirma William Wootton, autor del estudio del King’s College de Londres. “El extremo cuidado y atención en la producción de esculturas —tanto su talla como su color— era realmente visible en todo el mundo antiguo a un nivel que aún estamos empezando a comprender”.
El estudio señala casos anteriores en los que se descubrió que las esculturas griegas estaban coloreadas, como en 2008, cuando los conservadores del Museo de la Acrópolis de Atenas hallaron un pigmento verdoso en el Friso Oeste que representa a un jinete.
Verri dijo que espera que pronto se desarrollen más imágenes para encontrar otros colores presentes en las esculturas.