Conocida como la “cuna de la tradición”, San Antonio de Areco fue fundada en 1730 como los Pagos de Areco tomando como punto de partida la construcción de la primera capilla, dedicada a San Antonio de Padua, cuya construcción había comenzado en 1714.
San Antonio de Areco se encuentra a 113 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y se llega por la Ruta nacional 8. Sus calles se caracterizan por mantener el espíritu colonial y muchas de las construcciones mantienen su encanto de comienzos del siglo XIX.
Las pulperías invitan a tomarse un trago y a comer empanadas, todo en una atmósfera donde el tiempo parece haberse detenido. Por fuera del casco histórico de la ciudad, se encuentran las estancias donde actualmente se puede ir para pasar un agradable día de campo. El pueblo ha conservado a lo largo de los siglos su historia, patrimonio e identidad, convirtiéndose en uno de los lugares históricos más visitados de la provincia de Buenos Aires.
Conocida como la “cuna de la tradición”, San Antonio de Areco fue fundada en 1730 como los Pagos de Areco tomando como punto de partida la construcción de la primera capilla, dedicada a San Antonio de Padua, cuya construcción había comenzado en 1714.
San Antonio de Areco se encuentra a 113 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y se llega por la Ruta nacional 8. Sus calles se caracterizan por mantener el espíritu colonial y muchas de las construcciones mantienen su encanto de comienzos del siglo XIX.
Las pulperías invitan a tomarse un trago y a comer empanadas, todo en una atmósfera donde el tiempo parece haberse detenido. Por fuera del casco histórico de la ciudad, se encuentran las estancias donde actualmente se puede ir para pasar un agradable día de campo. El pueblo ha conservado a lo largo de los siglos su historia, patrimonio e identidad, convirtiéndose en uno de los lugares históricos más visitados de la provincia de Buenos Aires.
Un poco de historia
En el siglo XVII se registraron los primeros asentamientos jesuitas sobre el Río Areco. Comenzó a formarse una suerte de aldea, lo que empezó a ocasionar choques entre los españoles y los pueblos originarios del lugar. En 1714, los querandíes atacaron la región. Los colonos, para librarse de ellos, prometieron construir una capilla bajo la advocación de San Antonio de Padua. Los hispano-criollos no tardaron en cumplir su palabra.
Con el crecimiento de la población, el Cabildo Eclesiástico de la Ciudad de Buenos Ayres, declara a San Antonio de Areco como una de las primeras siete “Parroquias de campaña”, firmándose el documento el 23 de octubre de 1730, fecha que se considera la partida de nacimiento del pueblo.
Antes de la llegada de los españoles a América, la región estaba poblada por comunidades indígenas como los Ranqueles, los Querandíes o los Pampas. Paulatinamente, debido al avance español contra la cultura autóctona, las tribus han desaparecido dando paso al mestizaje entre indígenas, conquistadores y esclavos negros. Es así que va a nacer el icónico Gaucho.
El gaucho es una figura emblemática en San Antonio de Areco. Las tradiciones y costumbres inspiradas en la vida gauchesca permanecen a lo largo de los años y en noviembre se celebra el Mes de la Tradición.
Uno de los elementos que contribuyó a jerarquizar la figura del gaucho fue la publicación en 1926 de Don segundo Sombra, el libro de Ricardo Güiraldes, quien vivió allí mucho tiempo. La obra narra el encuentro entre un gaucho y un huérfano en la Blanqueada, una pulpería emblemática de la ciudad. Dicen que para la creación del personaje, el escritor se inspiró en Segundo Ramírez, un gaucho de la localidad que trabajó y vivió en la Estancia La Porteña.