Hablamos del fenómeno de dilatación temporal, en el que el tiempo pasa a distintas velocidades para distintos observadores, una consecuencia de la teoría de la relatividad.
Somos más jóvenes en el espacio que en la Tierra? El tiempo realmente es relativo. La dilatación del tiempo apunta a que dependiendo del movimiento relativo de un observador o de su posición dentro de un campo gravitacional, dicho observador sentirá que el tiempo pasa a un ritmo diferente al de otro observador diferente. Todos medimos nuestra experiencia en el espacio-tiempo de manera diferente. Esto se debe a que el espacio-tiempo no es plano: es curvo y puede deformarse por la materia y la energía.
El tiempo es ‘elástico’
No es un concepto nuevo: la dilatación del tiempo ya aparece en el campo de la ciencia ficción, como en “El juego de Ender” del escritor estadounidense Orson Scott Card, donde un personaje envejece sólo ocho años en el espacio mientras pasan 50 años en la Tierra.
En el mundo real, la dilatación temporal sigue siendo cierta. El tiempo puede parecernos que se mueve más rápido o más lento en relación con otros en una parte diferente del espacio-tiempo. Por ello, para los astronautas que se encuentran en la Estación Espacial Internacional, el tiempo pasa un pelín más lentamente que para los que estamos en la Tierra.
¿Por qué motivo?
La responsable es la gravedad. El giro de la Tierra, su órbita alrededor del Sol y el movimiento del sistema solar alrededor de la Vía Láctea todo ello se combina para disminuir el tiempo que pasamos en la Tierra. Mientras tanto, nuestro movimiento alrededor de la galaxia, que es de aproximadamente 200 kilómetros por segundo, equivale a una ganancia de tiempo de aproximadamente una parte por cada 4,5 millones, lo que supone un segundo adicional cada dos meses, es decir, añade un poco de tiempo extra conforme nos vamos alejando de la Tierra.
Para ser más claros aún, nosotros, al estar en la galaxia y girar alrededor de su centro, perdemos aproximadamente un segundo cada semana respecto a alguien que estuviera flotando en el espacio intergaláctico. Así las cosas, la razón es que el tiempo fluye más rápido para aquellos que están más lejos de la Tierra en comparación con los que aún se encuentran en su superficie.
La fuerza de la gravedad
Todo apunta al campo gravitacional que crean todos los objetos. Masas tan grandes como nuestro planeta poseen campos lo suficientemente fuertes como para mantener todo lo que hay en la superficie arraigado al suelo y no salgamos despedidos al espacio. Y cuanto más fuerte es la gravedad, mayor es su capacidad de curvar el espacio y el tiempo. Cuanto más se curva el espacio-tiempo, más lento fluye el tiempo. Sin embargo, en cuanto escapamos de la gravedad terrestre, donde hay una gravedad más débil, el tiempo correrá más rápido. No hay nada extraño en ninguno de los relojes del tiempo, es simplemente que el tiempo se desacelera y acelera debido a la naturaleza relativista en la que la masa deforma el tiempo y el espacio. Las diferencias son mínimas, pero las implicaciones enormes: el tiempo absoluto no existe.
¿Influye que si viajamos más rápidamente por el espacio también correrá más velozmente el tiempo? No. La dilatación del tiempo en esta teoría no depende de la velocidad del viaje sino de la fuerza del campo gravitacional local. Por ello, la gravedad es ligeramente más débil en el último piso de un edificio alto que en el nivel del suelo, por lo que el efecto de dilatación del tiempo también es más débil en las alturas. Aquellos que trabajan en los pisos superiores de un rascacielos sería como si estuvieran viajando en el tiempo hacia el futuro en comparación con sus compañeros en el piso inferior, aunque se trate de un efecto pequeñísimo.
Incluso podemos decir que a causa de la dilatación temporal, nuestra cabeza envejece más rápido que nuestros pies por esta causa. En resumen: cuanto más cerca está el reloj de la fuente de gravedad, más lento pasa el tiempo; cuanto más lejos esté el reloj de la gravedad, más rápido pasará el tiempo. Aunque el efecto es demasiado minúsculo para detectarlo con los sentidos humanos, la diferencia horaria entre diferentes altitudes se puede medir utilizando relojes que sean muy, muy precisos.