El signo de «ok» con el dedo nos da a entender que todo estará bien. Pero, ¿de dónde sale su significado? Quizás la antigua roma nos de una pista del gesto neroniano.
Cualquier película de gladiadores romanos que se precie
incluye la escena obligada del combate en el Coliseo, donde el corpulento
soberano, hastiado, sella el destino del guerrero vencido mediante el gesto del
pulgar hacia abajo. La multitud, con sus pulgares, aconsejaba al rey; en las
películas, al menos, la muerte era la regla, aunque tal vez el público estaba
predispuesto por la musiquita premonitoria de la banda sonora.
Mucha gente supone que el gesto moderno del pulgar hacia arriba se originó en ese significado afirmativo de la época romana. Nada de eso.
El origen del gesto
En su libro Gestures (Gestos), Desmond Morris explica que los romanos expresaban su aprobación por el gladiador vencido no con la señal de los pulgares hacia arriba, sino con los pulgares escondidos. Cuando la multitud quería que el gladiador victorioso
ultimara al vencido, extendían los pulgares, lo que según la teoría de Morris
era una imitación del acto de apuñalar al caído.
Si Roma hubiese sido la cuna del gesto del pulgar hacia arriba, podría esperarse que ese gesto fuese ahora muy popular en esos lugares; pero Italia (seguida de Grecia) es el país de Europa donde menos se le otorga ese significado positivo. En muchas partes del
sur de Italia y de Grecia, el gesto con el pulgar hacia arriba es un insulto de
carácter sexual más que una señal de aprobación.
Lo más probable es que el gesto se originara en algún otro lugar, si la derivación de la antigua Roma quedó desacreditada.
¿Por qué levantamos el pulgar para indicar “todo bien”?
La evidencia histórica, como ocurre con la mayoría de los gestos, es oscura y contradictoria. Morris y otras fuentes creen que el motivo predominante es que la cultura occidental tiende a asociar los movimientos hacia arriba con sentimientos positivos y optimistas, y los movimientos hacia abajo, con emociones negativas y de pesimismo.
Es evidente que cualquier dedo que apunte hacia arriba señala al cielo. En la década de 1970, el gesto del índice extendido hacia arriba se convirtió en el símbolo de los cristianos fundamentalistas. Ese dedo solitario no sólo indicaba “un Dios” y “un camino”, sino el lugar donde Dios reside y donde el buen cristiano podría llegar algún día.
Puede ser que se haya elegido el pulgar como el dedo para levantar porque es el dedo que más fácilmente se separa de los demás. Si intenta levantar el índice y retraer los otros dedos, verá por qué el pulgar fue la opción más lógica.