El gobierno de Joe Biden le pidió a Israel que ponga fin a su campaña terrestre sobre la Franja de Gaza hacia fines de año, y comience una fase con golpes más quirúrgicos sobre Hamas, que no golpeen al resto de la población palestina.
De acuerdo a las previsiones del gobierno de Estados Unidos, esta nueva etapa cambiaría la invasión masiva por el uso de pequeñas fuerzas de elite que se ocuparían de asesinar a los líderes de Hamas, rescatar rehenes y destruir los túneles de la organización.
En una serie de reuniones entre funcionarios israelíes y Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional de Biden, el funcionario estadounidense discutió el cronograma para una transición hacia operaciones de menor intensidad apoyadas por la administración estadounidense.
La discusión entre el gobierno de Estados Unidos e Israel comenzó a partir de declaraciones del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien afirmó que tomará “más de varios meses” aniquilar a Hamas, y pronosticó una guerra prolongada en Gaza, pese a las crecientes críticas que viene recibiendo su país por parte de la comunidad internacional por las consecuencias humanitarias sobre la población gazatí de la guerra.
Mientras tanto, Biden expresó varias veces su incomodidad con las bajas civiles del gobierno de Israel y sus planes para el futuro de Gaza, pero sigue apoyando su campaña militar. Los gobernantes israelíes, por su parte, afirman que su plan es seguir con el ataque militar hasta aniquilar a Hamas, aunque ya no esperan una victoria rápida.
Gallant lo dejó claro en sus últimas declaraciones, donde explicó que Hamas construyó su infraestructura en Gaza por más de diez años, por lo que “no es fácil destruirlos, requerirá algo de tiempo”. Siguió: “Tomará más de varios meses, pero ganaremos y los destruiremos”.