Conoce el contexto histórico y social que inspiró a Charles Dickens a crear ‘Cuento de Navidad’, una obra que criticó la avaricia, la explotación y la indiferencia, y que abogó por la bondad, la caridad y la felicidad.
uento de Navidad’ (‘A Christmas Carol. In Prose. Being a Ghost Story of Christmas‘, en su título original) es una de las obras más famosas y populares de Charles Dickens, el célebre escritor británico del siglo XIX. Se trata de una novela corta que narra la transformación de Ebenezer Scrooge, un anciano avaro y egoísta, que recibe la visita de cuatro fantasmas en la víspera de Navidad: el de su antiguo socio Jacob Marley y los de las Navidades pasadas, presentes y futuras. Estos espíritus le muestran los errores de su vida y le enseñan el verdadero significado de la Navidad: la bondad, la caridad, la empatía y la solidaridad.
Pero, ¿qué motivó a Dickens a escribir esta historia? ¿Qué influencias y experiencias personales se reflejan en ella? ¿Qué impacto tuvo en la sociedad y la cultura de su época y de las posteriores?
El contexto histórico y social de ‘Cuento de Navidad’
Dickens escribió y publicó ‘Cuento de Navidad’ en 1843, un año marcado por la crisis económica, la pobreza, el trabajo infantil y las desigualdades sociales en el Reino Unido. La crisis económica se originó por la caída de los precios de los productos agrícolas y manufactureros, la competencia de otros países industrializados, la escasez de materias primas y la inestabilidad monetaria. El comercio exterior se redujo, las inversiones se paralizaron y el desempleo se disparó. Muchas fábricas, minas y granjas cerraron o redujeron su actividad, dejando a miles de trabajadores sin ingresos ni recursos.
La crisis social se manifestó en el aumento de la pobreza, el hambre, la enfermedad y la mortalidad. Los sectores más afectados fueron los campesinos, los obreros y los artesanos, que vivían en condiciones deplorables, hacinados en barrios insalubres y sin acceso a servicios básicos como el agua, el saneamiento, la educación o la salud. El trabajo infantil se extendió como una forma de sobrevivir, sometiendo a los niños a jornadas extenuantes, salarios miserables y riesgos para su integridad física y mental.
La crisis política se expresó en el descontento, la protesta y la rebelión de amplios sectores de la sociedad, que reclamaban reformas y derechos frente a un gobierno conservador, autoritario y corrupto, que defendía los intereses de la aristocracia y la burguesía. El movimiento cartista, que exigía el sufragio universal masculino, la representación proporcional y el voto secreto, entre otras demandas, organizó manifestaciones, huelgas y peticiones, que fueron reprimidas con violencia por las fuerzas del orden. También hubo intentos de insurrección armada, como el levantamiento de Newport, que fue sofocado con sangre y fuego.
Teniendo todo esto en cuenta, Charles Dickens, que había vivido en su propia infancia las penurias de la clase obrera, era un crítico acérrimo de las injusticias y las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Por eso, en muchas de sus obras, como ‘Oliver Twist’ o ‘David Copperfield’, denunció la realidad social de su época y abogó por una reforma educativa, sanitaria y legal que mejorara la situación de los más necesitados.
Ese mismo año —recordemos, 1843—, Dickens leyó un informe del gobierno sobre el trabajo infantil, que le causó una gran indignación. Según este documento, miles de niños y niñas trabajaban en fábricas, minas y talleres, sometidos a jornadas extenuantes, salarios miserables y condiciones insalubres. Dickens pensó en escribir un panfleto para denunciar esta situación, pero luego cambió de idea y decidió hacerlo a través de una historia navideña, que tendría más fuerza y alcance.
Así, el escritor se inspiró en su propia experiencia, en las personas que conoció y en las tradiciones populares para crear ‘Cuento de Navidad’.
Por ejemplo, el personaje de Scrooge se basa en parte en su padre, que fue encarcelado por deudas cuando él era niño, y en parte en un empresario llamado John Elwes, famoso por su tacañería. El personaje de Bob Cratchit, el empleado de Scrooge, representa a la clase trabajadora, que sufre la explotación y la miseria. El personaje de Tiny Tim, el hijo enfermo de Bob, simboliza la inocencia y la fragilidad de la infancia.
Los fantasmas de la Navidad, sin embargo, se inspiran en las leyendas y los cuentos de hadas que se solían contar en esa época del año. Y el ambiente navideño refleja las costumbres y los valores que Dickens apreciaba y quería preservar, como la familia, la amistad, la generosidad y la alegría.
El estilo literario y el mensaje de ‘Cuento de Navidad’
Dickens escribió ‘Cuento de Navidad’ en solo seis semanas, con un estilo ágil, sencillo y directo, que buscaba llegar al mayor número de lectores posible, siendo oficialmente publicada por Chapman & Hall el 19 de diciembre de 1843. Y, según Claire Tomalin, autora de ‘Charles Dickens: A Life’ (2011), el escritor recorría las calles de Londres en largas caminatas nocturnas de hasta 32 kilómetros, mientras imaginaba la mayor parte de la novela en su mente.
La obra se divide en cinco capítulos, llamados estrofas, que siguen una estructura lineal y cronológica.
El narrador es omnisciente y utiliza un tono irónico, humorístico y emotivo, que contrasta con la seriedad y la oscuridad de algunos pasajes. Los personajes, a su vez, son planos y simbólicos, es decir, no evolucionan a lo largo de la historia, salvo Scrooge, que es el único que experimenta un cambio radical.
Los diálogos son breves y expresivos, y sirven para caracterizar a los personajes y avanzar en la acción. Los escenarios son realistas y detallados, y crean una atmósfera de contraste entre la opulencia y la pobreza, la luz y la sombra, el frío y el calor, el pasado y el presente.
El mensaje de ‘Cuento de Navidad’ es claro y universal: la Navidad es una época para compartir, para ser generoso, para perdonar y para ser feliz. Dickens quería transmitir a sus lectores la idea de que el dinero y el poder no son lo más importante en la vida, y que la avaricia y el egoísmo solo conducen a la soledad y al sufrimiento.
Al mismo tiempo, quería hacer una crítica social y una llamada a la conciencia de los más ricos y poderosos, para que se sensibilizaran con la situación de los más pobres y desvalidos, y contribuyeran a mejorarla.
Dickens creía en la bondad humana y en la posibilidad de la redención, y por eso mostró que Scrooge, el personaje más mezquino y cruel, era capaz de cambiar y de convertirse en un hombre nuevo, gracias a la intervención de los fantasmas y a la influencia de la Navidad.
El impacto y la vigencia de ‘Cuento de Navidad’
‘Cuento de Navidad’ fue un éxito desde su publicación, agotándose en tan solo cinco días, y se convirtió en un clásico de la literatura universal. La obra ha sido adaptada al cine, al teatro, a la televisión, al cómic y a otros formatos, y ha influido en numerosos autores y obras posteriores.
La historia ha trascendido el ámbito literario y se ha convertido en un referente cultural y social, que forma parte del imaginario colectivo y de la tradición navideña. Algunos de los personajes, los escenarios y las frases de la obra se han popularizado y se han incorporado al lenguaje común.
Por ejemplo, el nombre de Scrooge se usa para referirse a una persona avara y antipática, y la expresión “¡Bah, humbug!” se emplea para mostrar desprecio o incredulidad.
La vigencia de esta pequeña novela se debe a que su mensaje sigue siendo válido y necesario en el mundo actual, donde persisten las desigualdades, la pobreza, la explotación y la indiferencia.
Como hemos visto, la obra nos invita a reflexionar sobre nuestros valores y nuestras actitudes, y nos anima a ser más solidarios, más compasivos y más felices. Y nos recuerda que la Navidad es mucho más que una fiesta comercial, y que su verdadero espíritu reside en el amor, la paz y la esperanza.
De hecho, la Revolución Industrial, el auge del capitalismo, el racionalismo y el puritanismo habían provocado que la Navidad fuera vista como una fiesta anticuada, supersticiosa y poco rentable. Muchas de las costumbres y los rituales navideños se habían abandonado o se habían reducido a una mera formalidad. La Navidad se había convertido en una celebración fría, gris y aburrida.
Charles Dickens, que era un gran amante de la Navidad, quiso recuperar el espíritu y el significado original de esta fiesta, y para ello se inspiró en sus propios recuerdos, en las tradiciones populares y en las obras de otros autores, como Washington Irving o Thomas Hood. Dickens quería mostrar que la Navidad era una época para compartir, para ser generoso, para perdonar y para ser feliz, y que estos valores eran universales y atemporales.
Y lo cierto es que la obra tuvo un gran éxito desde su publicación, convirtiéndose en un fenómeno social y cultural. La obra influyó en la forma de celebrar la Navidad, tanto en el Reino Unido como en otros países, y contribuyó a revitalizar y a renovar muchas de las costumbres y los símbolos navideños. Por ejemplo, popularizó el uso de las tarjetas de felicitación, el árbol de Navidad, el pavo asado, el ponche, el muérdago, los villancicos, el intercambio de regalos y la visita de Papá Noel o Santa Claus.
Y es que, tal y como escribió el propio Dickens sobre Ebenezer Scrooge, “siempre se dijo de él que sabía vivir la Navidad como nadie. ¡Ojalá se llegue a decir eso de cada uno de nosotros!”.