El gran conquistador francés extendió su imperio hasta el lejano Egipto, pero hay un misterio sobre lo que pasó allí que permanece hasta la actualidad.
Nadie duda de que Napoleón Bonaparte fue uno de los mayores conquistadores que el mundo haya visto. Pero hay una anécdota sobre el emperador francés en Egipto, que constituye uno de los mayores misterios de su vida y que tiene que ver con lo que vio en el interior de la Gran Pirámide de Guiza.
Emulando a sus héroes
Según cuenta el relato, Napoleón era un gran admirador de otros dos grandes conquistadores anteriores a él, Alejandro Magno y Julio César. De ambos se cuenta que, al conquistar Egipto, pasaron una noche a solas dentro de la Gran Pirámide, motivo por el cual Napoleón quiso emularlos y atravesar también esa experiencia trascendental. En agosto de 1798, tras volver de su campaña en Siria, Napoleón se detuvo en el Cairo para cumplir su cometido.
“No me creerían”
El conquistador francés, acompañado de su séquito, ingresó al interior de la Gran Pirámide para luego quedar en absoluta soledad durante toda la noche. 7 horas después, al rayar el alba, Napoleón salió de la pirámide totalmente pálido. Cuando sus hombres le pidieron que relatara lo que había visto, el conquistador negó con la cabeza y dijo: “Aunque se los dijera, ustedes no me creerían”. Napoleón nunca contó lo que vio esa noche dentro de la Gran Pirámide, y por eso, es hasta hoy uno de los mayores misterios sobre su vida.