Un estudio ha demostrado la relación que existe entre comer alimentos pesados y la calidad del sueño.
Lo que consumimos en la cena está directamente relacionado con la calidad de nuestro sueño. Por ello, a la hora de elegir qué comer por las noches, lo ideal es preparar alimentos livianos, con gran presencia de verduras y pocas harinas.
Así lo confirma un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Los investigadores sostienen que las comidas ricas en carbohidratos, grasas, azúcares o cafeína, además de generar un aumento de peso, conllevan problemas para conciliar el sueño, y, en muchas personas, ocasiona pesadillas.
De acuerdo al Centro de Psicoterapias Avanzadas IPSIA de Madrid, los sueños “son una manifestación de los deseos reprimidos”.
Estas representaciones de “nuestras emociones, deseos, inquietudes y miedos” constituyen “el reino de nuestras pulsiones, de aquello que deseamos profundamente”, subrayan.
Por ello, “lo mejor es tener un horario razonable si va a haber proteínas y grasa, al menos hay que dejar pasar un poco más de tiempo, alrededor de dos horas. Pero si es otro tipo de cena, como frutas, verduras o productos lácteos puede ser menor a dos horas.