Plutón es el más conocido de los objetos transneptunianos del sistema solar, esto es, de aquellos que se encuentran más allá de la órbita de Neptuno. Reclasificado por la Unión Astronómica Internacional como un planeta enano en 2006, Plutón tiene una órbita muy excéntrica que tarda 248 años terrestres en completar un giro alrededor del Sol, de modo que se trata de un astro gélido y lejano, de cuya superficie no se tuvo mayor evidencia hasta que en 2015 la sonda espacial New Horizons reveló algunas imágenes de su apariencia.
El nombre de Plutón rinde homenaje a la mitología grecorromana, específicamente al dios del mismo nombre (“Hades” para los griegos), quien era hermano de Zeus y Poseidón, y reinaba junto a Proserpina (“Perséfone” para los griegos) en el mundo de los muertos, el inframundo. Este nombre le fue puesto en 1930, al poco tiempo de su descubrimiento, debido a la debilidad de su brillo y las tinieblas espaciales que habita, y en parte también a que contenía las iniciales del responsable de su descubrimiento, el estadounidense Percival Lowell (1855-1916), fundador del observatorio Lowell en Arizona.
Durante décadas, Plutón fue considerado el noveno y más lejano planeta del sistema solar, obviando las rarezas de su constitución, tamaño y su órbita. Sin embargo, en 2015 se creó un nombre propio para los objetos astronómicos similares: “planetas enanos”, y a su vez una categoría dentro de esta clasificación, para los objetos similares a Plutón: “plutoides”.
Plutón tiene una relación particular con el mayor de sus satélites, llamado Caronte, con el cual forma en realidad un sistema binario. Caronte tiene 1208 kilómetros de diámetro y el 11,5 % de la masa de Plutón, y eso lo convierte en el satélite más grande del sistema solar en cuanto al tamaño comparado con su respectivo planeta.