El juicio comenzará este lunes contará con tres sesiones, 28 testigos y una declaración a puerta cerrada. La víctima declarará detrás de un biombo y sin señal para los medios acreditados.
Después de un año de prisión provisional, el futbolista brasileño Dani Alves se sentará este lunes en el banquillo de la Audiencia Provincial de Barcelona acusado de un delito de agresión sexual. Será un tribunal compuesto por tres magistrados quien determine la responsabilidad del exjugador del FC Barcelona en la violación denunciada por una joven en la discoteca Sutton de la ciudad condal la madrugada del 30 al 31 de diciembre de 2022.
En la primera de las tres sesiones del juicio, la Fiscalía, la acusación particular ejercida por la denunciante y la defensa de Alves expondrán sus cuestiones previas, así como sus conclusiones provisionales, en las que detallarán sus peticiones particulares respecto al acusado. La Fiscalía de Barcelona solicita una pena de 9 años de prisión, además de 10 años de libertad vigilada y una indemnización de 150.000 euros para la víctima. La acusación particular eleva su petición de condena a 12 años de cárcel, la máxima pena establecida en el Código Penal por un delito de agresión sexual.
Tras la exposición de las cuestiones previas, está prevista la declaración de Dani Alves, aunque esta prueba podría ser reubicada en el calendario. El acusado tiene el derecho a responder a las preguntas y las partes que estime oportuno. También a no declarar. Para la sesión del lunes también están previstas las primeras testificales. En concreto, seis testigos desfilarán ante el tribunal de la Sección 21ª de la Audiencia de Barcelona. El testimonio clave será el de la propia víctima y denunciante de los hechos, que declarará con unas medidas especiales de protección.
La comparecencia de la joven ante el tribunal será a puerta cerrada, lo que quiere decir que los medios acreditados para el seguimiento del juicio no podrán ver ni escuchar su declaración. Sí se grabará su testimonio para la sala, aunque la Audiencia dictaminó que la imagen de vídeo quedara pixelada y su voz se distorsionará para proteger su intimidad. Además, la víctima no tendrá contacto visual con Dani Alves, ya que estarán separados por un biombo.