Si hay un alimento que los más pequeños intentan evitar a toda costa, esas son las verduras. Una batalla común es aquella en la que los padres intentan hacer que sus hijos coman estos platos. Pero, ¿por qué estas situaciones son tan repetidas? La ciencia ha dado una explicación al respecto y la saliva sería la respuesta a una de las preguntas más repetidas en todos los hogares. Eso sí, esto no quiere decir que sea imposible empezar a integrarlas en su dieta habitual.
Fomentar hábitos alimenticios saludables en los niños puede ser todo un desafío. Muchos pequeños muestran resistencia a consumir frutas, verduras o proteínas esenciales para su desarrollo.
Un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad de Aston y la Facultad de Psicología de la Universidad de Birmingham, del Reino Unido, donde analizaron las expresiones faciales de los niños al momento de comer.
“El disfrute de la comida se puede transmitir a través de expresiones faciales. Se ha descubierto que observar el disfrute de la comida por parte de los demás influye en el deseo de los adultos por la comida que les gusta y no les gusta”, indican los expertos.
Para poder entender cómo se relacionan estos dos componentes, se eligieron al azar a mujeres adultas jóvenes para que vean un video de adultos desconocidos comiendo brócoli crudo con una expresión facial positiva, negativa o neutra.
El objetivo era ver cómo reaccionaban ante la situación y cómo luego influía en su elección.
Los autores de la investigación hallaron que observar a otros con una expresión facial negativa mientras comen una verdura cruda reducía su gusto por las verduras.