Jair Bolsonaro ha logrado este domingo un importante impacto tras vivir las que fueron unas de las semanas más complicadas de su vida pública: convocó a una multitud en la Avenida Paulista, el nervio económico de Brasil en la ciudad más grande de Occidente, para enviar desde Sao Paulo el mensaje de que no está muerto aún en términos políticos.
“El pueblo brasileño no merece estar pasando este momento, pero ningún mal es eterno”, ha dicho en el inicio de su discurso el hombre que presidió Brasil entre 2019 y 2023. Bolsonaro ha evitado a lo largo de su discurso acusar de sus problemas en forma directa a la Justicia y al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, y se ha concentrado en detallar medidas de sus cuatro años de gobierno y en destacar la supuesta superioridad de este sobre el actual del Partido de los Trabajadores (PT).
Decenas de miles de personas se repartieron ya desde por la mañana por la arteria que vertebra Sao Paulo exhibiendo banderas de Brasil y de Israel. Los manifestantes cumplieron con la consigna insistentemente enviada desde el bolsonarismo de no llevar carteles en los que se critique o ataque a personas e instituciones, en especial a los miembros del Supremo Tribunal Federal (STF).
Allí, Bolsonaro recibió el apoyo del ex presidente estadounidense Donald Trump y del presidente argentino, Javier Milei.