Las políticas exteriores de Argentina y Brasil, bajo los liderazgos de Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva, respectivamente, las dos principales economías de Sudamérica, delinean dos enfoques que contrastan en la arena internacional.
Brasil se destaca, bajo la dirección del presidente Lula da Silva, quien ha sabido imprimir a la política exterior de su país un enfoque caracterizado por la defensa de los derechos humanos, la promoción de la paz y la búsqueda de la cooperación internacional.
La reciente condena del conflicto en la Franja de Gaza por parte del mandatario Lula da Silva refleja no solo una postura firme ante la violencia y el sufrimiento de la población civil, sino también un compromiso con la resolución pacífica de conflictos y la defensa de los principios fundamentales del derecho internacional. Sus llamamientos a un alto el fuego y su apoyo a la creación de un Estado Palestino han sido recibidos con elogios por aquellos que buscan una solución duradera a este conflicto de larga data
La polémica se desató en medio del desarrollo, en Brasil, de la reunión de Cancilleres del G20, donde el gigante suramericano estrenó la presidencia y volvió a plantear, a través de su Canciller, Mauro Viera, la incapacidad de los grandes organismos multilaterales para resolver conflictos, la ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU, el cuestionamiento del derecho a veto de EEUU y la reforma de organismos de crédito internacional.
En ese contexto, el Presidente obrero se reunió con Antony Blinken y, aunque no hubo conferencia de prensa posterior, ambas partes elogiaron los buenos términos de la relación. Como antesala, EEUU ya había expresado su rechazo a las declaraciones de Lula sobre Israel, sin embargo Blinken coincidió públicamente con él en la necesidad urgente de crear un Estado palestino.
Brasil ha demostrado su compromiso con la cooperación Sur-Sur, particularmente con la Unión Africana, entidad que, por gestiones de Lula ha ingresado recientemente al bloque del G20. Esta presencia en escenarios globales refuerza la posición del país como un articulador, buscando establecer alianzas estratégicas con países de África, Asia y Medio Oriente. Esta estrategia, también ha permitido a Brasil diversificar sus relaciones internacionales y abrir nuevos mercados para sus productos y servicios, especialmente en sectores como la agricultura, la energía y la tecnología.