De acuerdo a un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el Gobierno no habría alcanzado el superávit financiero en el mes de febrero. Al parecer, el peso mayor de los intereses de deuda habría impedido cumplir con la meta.
Cuando se conoció el resultado fiscal y financiero de enero, el Gobierno festejó con bombos y platillos haber alcanzado el superávit. Con algunos tweets, el minstro de Economía Luis Caputo y el propio Milei habían dado la noticia diciendo: “El déficit cero no se negocia”.
Si bien el gobierno volvió a alcanzar el superávit en los gastos primarios, es decir, los gastos corrientes y de capital sin incluir los intereses de deuda; lo cierto es que este mes se incrementaron en un 34,2% los gastos correspondientes a los acreedores de deuda pública.
“En el mes de febrero el resultado financiero fue deficitario (-$186.635 millones), aunque en el acumulado del primer bimestre del año se conservó el superávit ($1.020.296 millones), con niveles que lo sitúan en valores superiores al promedio de una serie de 15 años” explicó el informe que elaboró la OPC.
Aun así, el Gobierno logró obtener un superávit primario de $929.000 millones. Una vez más, el mismo se obtuvo por recortes en jubilaciones y pensiones, que registraron una caída del 33% en términos reales. Una vez más, la administración de Milei hace uso de la licuadora para reducir los gastos. La fuerte inflación barre con el poder adquisitivo de los jubilados y trabajadores, y como contrapartido esto reduce los gastos reales de la administración pública.
Aun así, el informe de la OPC se realizó a partir de los datos del gasto devengado, es decir, los gastos comprometidos por el sector público, a diferencia de los datos que publica Hacienda, que muestran los pagos efectivamente realizados, lo que se conoce como base caja. El dato oficial se conocerá recién el 20 de marzo y es el que utilizará el FMI para evaluar el cumplimiento de las metas por parte del gobierno argentino.