La leishmaniasis cutánea y la leishmaniasis mucosa empezaron a crecer en los últimos diez años y producen heridas en forma de úlceras.
Mientras continúa la preocupación por la epidemia de dengue, empiezan a encenderse las alarmas por una nueva enfermedad trasmitida por los mosquitos: la leishmaniasis cutánea y la leishmaniasis mucosa. El Ministerio de Desarrollo Humano de Formosa alertó a la población sobre el avance de estas dos variables y explicaron que se expandió en las últimas décadas en la región “debido a las oportunidades de encuentro entre el insecto vector y el humano, que cada vez son más frecuentes”.
La enfermedad afecta a la piel y a las mucosas, produciendo heridas en forma de úlceras.
Según explicó el jefe del Departamento de Vectores y Zoonosis de la cartera sanitaria provincial, el veterinario Alejandro Romero, los factores que facilitan la expansión de la enfermedad son, por ejemplo, la deforestación “que pone en contacto a insectos selváticos con las personas y sus animales domésticos”; el cambio climático a nivel global, que trae temperaturas cada vez más altas y tropicales y “favorecen la multiplicación de los insectos al generar condiciones óptimas para su reproducción”.
En cuanto a los síntomas que presenta la enfermedad, Romero precisó que ambos casos de la leishmaniasis son “enfermedades que afectan la piel y las mucosas, produciendo heridas con bordes redondeados (úlceras) en la zona de la picadura y que, además, pueden comprometer la nariz generando congestión y sangrado, la faringe y la laringe”.
Sostuvo que ambas son fáciles de detectar a partir de estudios histopatológicos y citológicos, que permiten ver la presencia del parásito dentro de las células del organismo afectado. Además remarcó que el diagnóstico temprano es importante “porque son enfermedades que tienen tratamiento y cura”.