Miles de personas salieron a las calles de Tel Aviv y Jerusalén durante el fin de semana en las protestas más grandes que Israel haya visto desde el inicio de la guerra contra Hamas, un desafío importante para el liderazgo cada vez más asediado del primer ministro Benjamín Netanyahu.
Los manifestantes están enojados con Netanyahu y su gobierno por no haber logrado la liberación de todos los rehenes tomados cautivos durante el ataque terrorista del 7 de octubre.
Mientras que 105 personas fueron liberadas durante una tregua temporal el año pasado, otras 130 que fueron secuestradas están muertas o siguen retenidas por Hamas y otros grupos militantes.
Las pancartas en las protestas pedían la dimisión del primer ministro y que Israel celebre nuevas elecciones.
“Has fallado”, decía un cartel. “Juicio político ahora”, decía otro. Netanyahu ha dicho que los objetivos de la actual guerra contra Hamas son recuperar a los rehenes, destruir a Hamas y rehacer Gaza para que ningún grupo militante pueda jamás llevar a cabo el tipo de ataque que sufrió Israel el año pasado, en el que murieron unas 1.200 personas.
Familias de rehenes entre los manifestantes:
Las familias de los rehenes y los manifestantes que salieron durante el fin de semana creen que el Gobierno israelí debería centrarse más en la recuperación de rehenes que en cualquier objetivo militar o de seguridad.