El objetivo de esta jornada es tomar conciencia sobre el crecimiento de patologías psicológicas, deterioro físico, abuso y maltrato en los menores de todo el mundo, además de la necesidad de atender sin demoras estas problemáticas y desarrollar políticas para su bienestar integral.
Se le presta cada vez más atención al tema de la salud mental infantojuvenil, desestimada durante tanto tiempo con base en tabúes de la infancia, como la etapa idílica (los chicos sí sufren: para terminar con el maltrato infantil hay que hacerse cargo y salir del lugar de espectador).
Dentro de este contexto la Asociación Mundial para la salud Mental Infantil (WAIMH) se unió a diversas entidades del mismo tipo como, la Asociación Internacional de Psiquiatría infantojuvenil y profesiones afines (IACAPAP) y la Asociación Mundial de Psiquiatría (WPA), para establecer el 23 de abril como Día Mundial de la Salud Mental infantil y Adolescente.
Es posible que el interés en los días de concientización pueda servir para ver cómo el malestar abarca todas las áreas y cómo estas se interrelacionan. Por otro lado, si sucede en un país rico en diferentes recursos, no es difícil extrapolar a otros países como el nuestro. De hecho, el informe revela, así como ocurre con los datos de la pobreza y la desnutrición en nuestro país y sus consecuencias en la salud, la disparidad entre diferentes zonas, según el riesgo social, en el propio Reino Unido.
Esta relación entre pobreza o disparidad socioeconómica también se notan en las variables incrementadas de obesidad infantil, con sus consecuencias diversas; la salud bucodental y especialmente el incremento en las demandas de atención en salud mental que, por otro lado, resultan insatisfechas.