Quienes han tenido la oportunidad de viajar entre Argentina y Chile (o viceversa) sobre ruedas, a través del paso fronterizo Los Libertadores, vivieron la experiencia de atravesar los Caracoles: un tramo de la Ruta Nacional 60, repleto de curvas.
Como consecuencia de la enorme pendiente, Chile decidió construir una carretera muy especial, que obliga a circular lento y con precaución, para no perder el control del vehículo durante el ascenso o descenso.
Y, a pesar de que es un tipo de carretera clásica de la Cordillera de los Andes, los Caracoles es una de las más transitadas, debido a su cercanía con la ciudad argentina de Mendoza y la capital chilena: Santiago de Chile.
El camino de los Caracoles se inauguró con la apertura del paso fronterizo Los Libertadores, en 1980. Por lo tanto, forma parte de un recorrido único en la zona, que tiene una extensión de 3,08 kilómetros.
Al momento de diseñar el camino, se llegó a la conclusión que en el sector argentino, protagonizado por la Ruta Nacional 7, no era necesario construir un tramo de “caracol”, ya que la pendiente no es tan grande.
Pero, del otro lado del famoso túnel del Cristo Redentor, sobre el territorio chileno, la pendiente de la Cordillera de los Andes tiene un ángulo mayor y es por eso que la única solución para avanzar con la Ruta Nacional 60 era crear los Caracoles.
Entonces, al finalizar la obra, los turistas y viajeros tuvieron la oportunidad de manejar por esta carretera llamativa, compuesta de 29 curvas con alturas muy distintas. Es decir:
Las primeras 20 curvas permiten avanzar desde una zona emplazada a 2.275 metros sobre el nivel del mar a otra, ubicada a 2.550 m.s.n.m. Las 9 curvas restantes, acompañadas de tramos rectos, conducen hasta una altitud de 2.800 metros sobre el nivel del mar.
Por último, es importante resaltar que luego de los Caracoles, la Ruta 60 gana más altura, hasta llegar a los 3.175 metros sobre el nivel del mar, en las puertas del túnel fronterizo.