El Ministerio de Educación británico publicó esta semana una nueva guía para las escuelas y colegios de Inglaterra que limita los contenidos que pueden dictarse en las clases de Educación sobre Relaciones, Sexo y Salud (RSHE, por sus siglas en inglés, es el equivalente a la Educación Sexual Integral, ESI).
La nueva guía fija además una edad mínima para recibir charlas de educación sexual. Antes de los 9 años, los niños no recibirán ninguna clase de RSHE, mientras que a partir de esa edad, los contenidos se limitarán a información sobre la concepción y el nacimiento.
Recién desde los 13 años, se podrá brindar información más “explícita”, es decir, métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual y su prevención, aborto, e incluso temas más espinosos como pornografía y violencia sexual. También se podrá debatir en secundaria sobre cambio de género, pero, aclaran desde el gobierno, “es importante que las escuelas adopten un enfoque cuidadoso a la hora de enseñar este tema delicado y no utilicen material que presente opiniones controvertidas como si fueran hechos”.
Estas medidas, obedecen a una demanda del Partido Conservador, al que pertenece el actual primer ministro, Rishi Sunak, pero también a quejas de los padres sobre “contenido inapropiado” en algunas escuelas. “Los padres confían en que cuando envían a sus hijos a la escuela, están seguros y no serán expuestos a contenido perturbador para su edad”, dijo el Premier británico.
Las nuevas disposiciones también ponen fin a la obligación de docentes y directivos de escuelas y colegios de aceptar la llamada “transición social” de los menores. Los profesores ya no tendrán que utilizar nombres y pronombres del sexo contrario al del alumno, a la sola demanda de éste.
El Gobierno considera que la educación sexual no puede basarse en la “ideología de género” sino en conocimientos científicamente validados.
El gobierno también sostuvo que lo correcto en materia de educación sexual es adoptar un “enfoque cauteloso” y evitar contenidos que presenten como hechos puntos de vista que en realidad son todavía objeto de controversia, como el hecho de que el género es un espectro. Es decir, negar el binarismo sexual y sostener que existe toda una gama de identidades sexuales a elección.