Es clave que las autoridades, organizaciones y ciudadanos trabajemos juntos para evitar su propagación, incluso durante el invierno.
Con la temporada invernal próxima y las temperaturas cada vez más bajas, es importante recordar que el dengue no desaparece con el frio y es un error confiarse en esta creencia.
Si bien el mosquito adulto Aedes aegypti, responsable de la transmisión del virus, no vuela a temperaturas inferiores a los 8°C, puede sobrevivir dentro de las casas. Además, sus huevos son extremadamente resistentes, ya que pueden soportar temperaturas por debajo de los 0°C y eclosionar hasta un año después, cuando las condiciones sean favorables.
Un huevo depositado en otoño puede eclosionar tras el frío y la sequía, si se mantiene en condiciones de humedad, perpetuando así la transmisión del dengue.
Para un resultado eficaz, lo importante es articular trabajos simultáneos. Es decir, llevar adelante diversas acciones que disminuyan la propagación del insecto vector. Un plan efectivo de descacharrado junto con la aplicación correcta de larvicida en fuentes de agua, como recipientes domiciliarios, zanjas y agua de lluvia, es clave para un tratamiento exitoso.