Así resolvió una jueza de Cipolletti, Río Negro, tras un pedido del menor para dejar solo el apellido de su madre en su documento de identidad. Alegó violencia familiar e incumplimientos de las cuotas alimentarias por parte de su progenitor
Una jueza de la ciudad de Cipolletti, Río Negro, admitió la eliminación del apellido paterno solicitado por un adolescente que dijo sufrir “agravio espiritual y moral” en torno a la figura de su padre, con quien no llegó a construir vínculo alguno en virtud de distintas “situaciones de violencia doméstica” hacia su madre y de sus constantes incumplimientos respecto a la cuota alimentaria a su cargo. El joven además expresó que el uso del apellido de su progenitor afectaba su derecho a la identidad y representaba una carga con la que no quería lidiar más. La magistrada habilitó el pedido tras considerar que la portación en cuestión comprometía la “salud psíquica y emocional” del menor.
El primer documento describió el objeto del planteo que abrió la causa: el adolescente F. se presentó en los tribunales para suprimir el apellido paterno y mantener “solo el materno”. Allí contó que sus padres estuvieron en unión convivencial durante un lapso de seis años donde hubo “idas y vueltas” y “situaciones de violencia física, emocional y psicológica”, al punto que junto a su madre tuvieron que mudarse a la provincia de La Rioja en 2014 en virtud de “la violencia y las amenazas” de su progenitor hacia ella.
En su escrito el menor también manifestó que desde la ruptura de la relación de sus progenitores la comunicación con su papá “fue prácticamente nula”, ya que nunca recibió asistencia económica de su parte en tanto incumplió el deber legal vinculado a la cuota alimentaria a su favor y al de su hermano menor. “Jamás instó ningún mecanismo de acercamiento judicial ni extrajudicial”, precisó por intermedio de su representante.
Por otro parte, el segundo documento, referente al dictamen de la licenciada Marcela Torrecillas, asentó: “Respecto a la solicitud de suprimir el apellido paterno, los motivos que lo fundamentan son coherentes con su proceso de identificación, ya que expresa su deseo de no continuar portando un apellido que no lo representa, por lo contrario, le genera rechazo y malestar. Es evidente que no fue posible la construcción de un vínculo afectivo con su progenitor, dada la ausencia del mismo en el ejercicio del rol parental y en asumir las responsabilidades que esto implica, afectando emocionalmente a F. en la constitución de su subjetividad. En la actualidad se evidencia que el adolescente comprende la significación y el alcance de su solicitud, respondiendo esto al proceso subjetivo que transita”.