En un alto en sus vacaciones -el único desde los primeros días de julio-, en un día insoportablemente caluroso con 35 grados, el papa Francisco viajó por más de media hora hasta Ostia, en los suburbios de Roma, para visitar el parque de atracciones Luna Park de Ostia en el que hace tiempo mantiene un intenso trabajo social Sor Geneviève Jeanningros, la sobrina de Léonie Duquet, una de las dos monjas francesas secuestrada y asesinada por orden del represor Alfredo Astiz durante la última dictadura
La visita, que tuvo lugar este miércoles, el último día de julio, fue informada oficialmente por el diario vaticano, que destacó el encuentro “con las comunidades del espectáculo itinerante y del circo” y con la monja Jeanningros que, “con la hermana Anna Amelia, lleva a cabo desde hace más de 50 años una pastoral de cercanía con estas personas, a menudo dejadas de lado”.
Lo cierto es que la visita de Francisco, que suele enviar mensajes a través de sus gestos o sus acciones, sobresalió por la recorrida que realizó con la sobrina de Duquet, en medio de la polémica por la visita de un grupo de diputados y diputadas de La Libertad Avanza a Astiz en la cárcel de Ezeiza, que levantó una enorme indignación y una serie de quejas en el Parlamento.