La fibromialgia es una condición médica que se manifiesta principalmente a través del dolor crónico. Este dolor puede verse influenciado por diversos factores, incluidos las emociones y los pensamientos. Además del dolor, muchos pacientes también experimentan insomnio, ansiedad y depresión, con tasas que pueden alcanzar hasta el 60%. Esta afección está asociada con trastornos cognitivos, como dificultad para concentrarse y retener información.
La fibromialgia pertenece a un grupo de patologías conocidas como síndromes sensitivos centrales. Uno de los factores ambientales más relevantes en su desarrollo es el estrés crónico. La consulta temprana es crucial para un diagnóstico adecuado. Algunos signos que indican la posibilidad de fibromialgia incluyen:
- Agotamiento o fatiga persistente
- Trastornos del sueño
- Dificultades cognitivas (concentración, atención y memoria)
- Dolor muscular y rigidez
- Sensibilidad ambiental (intolerancia a luces brillantes, ruidos fuertes, olores intensos, frío)
- Cefaleas, entumecimiento y mareos
- Malestar abdomina
- “Esta condición puede afectar significativamente las diferentes áreas de la vida de una persona, incluyendo su entorno laboral, social y familiar. La falta de concentración, problemas para dormir y el dolor constante pueden interferir en las actividades diarias”, refiere la doctora Jesica Fischer, coordinadora de la Clínica de Fibromialgia y Dolor Crónico de INECO.
Cómo es el tratamiento
El tratamiento efectivo de la fibromialgia requiere un enfoque multidisciplinario que incluya:
- Terapia cognitivo-conductual: Para ayudar a los pacientes a gestionar sus pensamientos y emociones.
- Mindfulness: Técnicas de atención plena para reducir el estrés y mejorar el bienestar general.
- Terapia ocupacional y recreacional: Para fomentar la participación en actividades que mejoren la calidad de vida.
- Tratamiento farmacológico: Para el manejo del dolor y otros síntomas.