Una de las herramientas que disponen los gobiernos para controlar un brote de dengue es la fumigación. Además de alentar en las campañas a promover el descacharreo de recipientes que contengan agua para la cría de huevos o impulsar la vacunación y el uso de repelentes, en un momento de una epidemia, la fumigación se vuelve inevitable.
Pero en los últimos años, científicos han detectado que las últimas fumigaciones no han estado brindando resultados efectivos en cuanto a la eliminación del mosquito Aedes uaegypti, vector transmisor de la enfermedad viral.
Los expertos acaban de publicar un paper científico en preprint que advierte que hace 5 años había una mutación génica en los Aedes aegypti que los volvía resistentes a los insecticidas y que en 2023 nuevas investigaciones hallaron tres mutaciones en total, confiriéndole al insecto casi una total resistencia a los tóxicos que se vierten en las fumigaciones.
La experta en mosquitos aclaró que los únicos insecticidas que están habilitados por ANMAT en Argentina para uso domiciliar y sanitario son los piretroides (permetrina y cipermetrina), por su aceptable grado de toxicidad. Pero las tres mutaciones halladas en un estudio realizado en 2023 y cuyos resultados se publicaron este año,hacen que la interacción con el piretroide sea más difícil, haciendo que la dosis habitual de insecticida ya no alcance para matarlo, sino que se necesiten dosis cada vez más altas.