Muchos cubanos esperaban angustiados y algunos salieron a las calles en protesta mientras los apagones generalizados se prolongaban hasta su tercer día. Sus preocupaciones aumentaron cuando el huracán Oscar azotó la costa oriental de Cuba con vientos y fuertes lluvias.
“No hemos tenido electricidad durante tres noches y nuestra comida se está pudriendo. Cuatro días sin electricidad es un abuso para los niños”, dijo a The Associated Press Mary Karla, una residente que tiene tres hijos y no quiso dar su apellido.
Los manifestantes, que dicen que tampoco tienen agua, bloquearon la calle con basura.
El ministro de Energía, Vicente de la O Levy, dijo en una conferencia de prensa que espera que la red eléctrica se restablezca el lunes o martes por la mañana.
En algunos barrios de la capital cubana, donde viven dos millones de personas, se restableció el suministro eléctrico, pero la mayor parte de La Habana permaneció a oscuras. El impacto del apagón va más allá de la iluminación, ya que servicios como el suministro de agua también dependen de la electricidad para hacer funcionar las bombas.
La gente recurrió a cocinar con estufas de leña improvisadas en las calles antes de que la comida se echara a perder en los refrigeradores.
El gobierno cubano había dicho el sábado que se había restablecido parte del suministro eléctrico, pero los 500 megavatios de energía de la red eléctrica de la isla, muy por debajo de los 3 gigavatios que necesita habitualmente, habían disminuido rápidamente a 370 megavatios.
Incluso en un país acostumbrado a cortes eléctricos como parte de una crisis económica cada vez más profunda, el colapso del viernes fue masivo.
El gobierno cubano ha anunciado medidas de emergencia para reducir la demanda de electricidad, incluida la suspensión de clases escolares y universitarias, el cierre de algunos lugares de trabajo estatales y la cancelación de servicios no esenciales.