Franco Colapinto vivió muchas emociones este fin de semana en el Autódromo José Carlos Pacede Interlagos, sede del Gran Premio de San Pablo de Fórmula 1. Por primera vez, corrió en autos tan cerca de su país. Con casi diez mil argentinos que viajaron como pudieron, pese a las complicaciones económicas y en medio de un paro de aviones. Además, sufriendo el fallecimiento de su abuelo el viernes. Con todo a cuesta, tuvo que salir a pista y hacer de cuenta que nada había pasado. Pero pasó y más en un piloto que rompió los libros a la hora de estar delante de un micrófono. Golpeado por su pérdida familiar, el corredor bonaerense de 21 años tuvo una caricia al alma con el recuerdo a Carlos Alberto Reutemann.
La viuda del Lole, Verónica Ghio, se hizo presente y le llevó a Franco un casco usado por el santafesino en aquella temporada de 1981, cuando fue subcampeón mundial. El encuentro fue el sábado en el sector corporativo (también conocido como hospitality) de Williams. Franco tomó el casco y no dejó de mirarlo asombrado por el parecido del diseño que utilizó en esta competencia y en México. Llevar los colores de Reutemann fue un merecido homenaje al recordado ídolo que acaparó la atención de millones de argentinos entre 1971 y principios de 1982.
A ella le gustó mucho el tributo que Colapinto le rindió a Reutemann y afirma: “Lole hubiese estado orgulloso. Pero no solo por el casco, sino también porque Franco es esa clase de persona que inspira a los jóvenes. Es un ejemplo y su forma de ser es lo que atrapa a todos los chicos que lo siguen”.