En un inédito ida y vuelta, el Pincha se impuso con goles de Boselli, Colombo (e/c), Palacios, Carrillo y Cetré, mientras que para la Academia convirtieron Salas, Solari y Vietto x2.
No fue la fiesta que hubiese imaginado Racing, pero terminó siendo una fiesta de fútbol. El mejor partido del año. Una Academia que, de haberse despedido del campeonato, lo hizo de pie. Con carácter, y un físico totalmente agotado, el equipo de Gustavo Costas terminó perdiendo 5-4 ante Estudiantes, quedó a cinco puntos de Vélez y dependerá prácticamente de un milagro para quedarse con la Liga Profesional.
Tenía que ganar para meter presión en las últimas dos fechas, pero su racha de siete triunfos al hilo no llegó a la octava estación. Hubo méritos de Estudiantes, falencias propias y también mucha mala suerte, porque dos goles de la visita fueron en contra. Para ser campeón siempre hay que tener una dosis de suerte. Y la Academia no la tuvo en un partido de locos, donde ambos equipos estuvieron en ventaja, no cerraron y sufrieron hasta el final.
Hay algo que quedó en claro: Racing llegó con el tanque de reserva a este partido postergado, que debía jugarse el fin de semana en que se consumó al consagración en Asunción. La final, jugada a 45 grados, quemó física y mentalmente a los muchachos de Costas. Di Cesare y Solari salieron lesionados, los incansables Salas y Nardoni esta vez sí se cansaron y Sosa terminó buscando aire de donde podía. Así y todo, la Academia terminó yendo al frente, vendiendo cara la derrota y se fue ovacionado.
Es difícil encontrarle una explicación lógica al partido. De hecho, Costas no la supo encontrar y lo dijo en conferencia. La marca Racing se vio en el primer tiempo. Arrancó perdiendo a los dos minutos por un cabezazo de Boselli. La Academia lo dio vuelta por un penal de Salas y un cabezazo de Solari. Se había ido al descanso dominando, pero ya se habían detectado algunas fallas. El equipo retrocedía mal y Estudiantes tenía espacios para lastimar. Y lo hizo, porque si bien no está en su mejor momento, el Pincha tiene jugadores de experiencia y jerarquía, como José Sosa y Enzo Pérez.
A los 6’, a Colombo le pegó la pelota y se le metió a Arias. Insólitamente, Gaviota no pudo hacer nada en los cinco goles. De hecho no tuvo atajadas. Fue un partido tan loco que Mansilla, del otro lado, recibió cuatro goles y fue la figura, teniendo ocho atajadas. El 2-3 llegó desde la zurda de Palacios, por un Sosa al que le quedó larga una pelota cuando ya estaba muy cansado, y el cuarto con un cabezazo del ingresado Carrillo.
Faltaban 12 minutos cuando parecía que el partido estaba liquidado. Racing iba con el aire renovado con los ingresos de Vietto, Baltasar y Carbonero. Y demostró que es un campeón en serio. Dos goles de Lucho, el cuarto con una chilena descomunal, pusieron el 4-4 a los 38’. La Academia iba por todo y tenía todo a su favor, menos la suerte. Apenas sacó del medio, Cetré recibió al borde del área, remató sin peligro y el rebote en Martirena fue la daga mortal que recibieron los de Costas.
Como un gladiador vencido de pie luego de batallar y batallar, Racing no pudo más. Fue tan valiente que hasta Facundo Rodríguez le sacó el quinto sobre la línea. El Cilindro, a pesar de la derrota, se venía abajo. Se había transformado en el Coliseo. Sin resto físico, pero con un hambre admirable. el campeón de la Copa Sudamericana dio junto a Estudiantes una fiesta de fútbol que no pudo terminar siendo la soñada.
Eso sí, la épica paraguaya nadie se la podrá quitar a Costas y a sus jugadores. Racing cumplió su objetivo y llegó hasta donde pudo en el torneo local. Todavía puede: deberá ganar todo y esperar muchos resultados.