¿Un asesino serial en Jujuy?: cómo es el perfil psicológico del acusado en el caso de Alto Comedero

La provincia de Jujuy atraviesa por una conmoción social inédita tras la aparición de un posible caso de asesinato serial en el barrio Alto Comedero, en San Salvador de Jujuy.
En ese sentido, el psicólogo Rodrigo Aladzeme, explicó que es lo que define a un asesino serial, cómo se construye su perfil y la importancia de la salud mental.
Si bien la investigación judicial continúa y los detalles se manejan con cautela, el debate público crece: ¿estamos ante un asesino serial?
Aladzeme brindó su análisis profesional y explicó por qué estos casos son tan raros y a la vez tan inquietantes. “En Argentina es poco frecuente encontrar perfiles de asesinos seriales, y más aún en el interior del país. Esto es algo que conmueve profundamente a la sociedad”, aseguró.
Según Aladzeme, el perfil de este tipo de criminales se va formando de manera progresiva y multifactorial. “Todo comienza con una fantasía, un pensamiento que se convierte en una especie de aura mental. Desde allí, el sujeto empieza a imaginar un asesinato. Luego viene la planificación y, finalmente, el acto criminal.” Pero lo más perturbador es lo que ocurre después: “Tras el primer asesinato, se genera una especie de vacío interno, similar a una depresión. Para llenar ese vacío, el sujeto necesita repetir la acción. Con el tiempo perfecciona su método, se vuelve más metódico y más letal”.
Este tipo de personalidades suelen pasar desapercibidas, advierte el profesional. “Se camuflan entre nosotros. Llevan lo que llamamos una ‘máscara de cordura’. Entre un crimen y otro entran en lo que se conoce como etapa de enfriamiento, donde aparentan llevar una vida completamente normal.”
Consultado sobre si podría tratarse de un perfil psicopático, el licenciado fue contundente. “Sí. Un psicópata carece de empatía, no siente culpa y puede planificar crímenes con frialdad absoluta. Su amígdala cerebral, que regula las emociones, suele estar desactivada o alterada. No experimenta remordimiento.”
Además, señaló un detalle estremecedor: “Muchas veces conservan objetos de las víctimas o disfrutan del escenario del crimen. Hay un componente de goce que, aunque resulta aberrante para el resto de la sociedad, para ellos tiene un sentido interno que responde a una fantasía repetitiva y obsesiva.”
Otro de los puntos clave en este tipo de casos es la imputabilidad del acusado. Es decir, determinar si la persona comprendía lo que hacía y si puede ser responsable penalmente. “Si el sujeto tiene una estructura psicótica, por ejemplo, si escucha voces o cree que mata por mandato de un demonio, entonces hablamos de inimputabilidad y se aborda desde la psiquiatría. Pero si está orientado en tiempo y espacio, comprende sus actos y no tiene deterioro cognitivo, es imputable”, explicó Aladzeme.
Ese diagnóstico lo realiza un equipo especializado, compuesto por psicólogos y psiquiatras forenses. A través de entrevistas clínicas, tests psicológicos y análisis de conducta, se elabora un informe que determina si el sujeto puede ser juzgado.
“Es fundamental que la justicia cuente con estas evaluaciones desde salud mental. Porque no solo se trata de saber si cometió un delito, sino de entender si sabía lo que hacía, si podía dirigir su conducta y si representa un riesgo para terceros”, cerró el profesional.