El reptil fue atendido de emergencia por médicos veterinarios quienes tomaron la difícil decisión de cortar parte de su caparazón para salvarle la vida
Joey es una tortuga de 82 años que vive en el condado de Cornualles, al suroeste del Reino Unido. El galápago se está recuperando de una cirugía extenuante que tenía como objetivo extraer un cálculo en la vejiga, sin embargo, los dos veterinarios que la atendieron se llevaron una gran sorpresa.
La piedra que extrajeron los médicos es del tamaño de una pelota de críquet y pesó alrededor de 150 gramos. Durante la operación los especialistas en salud animal tuvieron que cortar parte del caparazón de Joey para detener el crecimiento del cálculo.
Viliam Hoferica, una de los veterinarios que operó al reptil, comentó en entrevista para el periódico The Guardian que esta piedra es bastante grande. “Teniendo en cuenta el tamaño es una roca muy singular. Si Joey fuera humano, sería como tener un cálculo en la vejiga del tamaño de una pelota de baloncesto”, dimensionó.
La médica veterinaria estimó que el caparazón de la tortuga tarde un año en sanar y explicó que después de la cirugía tuvieron que realizar una especie de pegamento con fibra de vidrio y resina para mantener el caparazón unido.
“Las tortugas son una especie muy resistente. No te dejan saber lo que está mal hasta que es realmente malo”, comentó Hoferia sobre lo difícil que es detectar algún problema de salud en estos animales. “Joey sólo había estado actuando de manera inusual en las últimas semanas antes de la cirugía”, agregó.
El reptil comió menos de la cantidad que regularmente ingesta en su organismo y dejó de moverse con regularidad, fue en este momento en que sus cuidadores se percataron que había algo mal y debía ser chequeada.
Viliam Hoferia explicó para la cadena de noticias ITV que si la piedra hubiera permanecido más tiempo dentro del organismo de Joey, muy probablemente la tortuga habría muerto.
Pascual Medina, especialista en mascotas exóticas, fue el otro cirujano que ayudó a salvar la vida de la tortuga y comentó en entrevista para el mismo medio que hubo varios desafíos en la operación, puesto que estos animales tienen un metabolismo muy lento y dependen de muchos factores.
Los médicos veterinarios estimaron que el cálculo dentro de la vejiga de Joey creció por varios años y fue muy difícil detectar el problema. “Las tortugas son luchadoras, con un espíritu duro y pueden soportar mucho antes de parecer enfermas”, comentaron.
La veterinaria Viliam Hoferica comentó a The Guardian que fue una cirugía única, pues tuvieron que atravesar el caparazón del animal y generalmente cuando se toma la decisión de realizar este procedimiento es de los últimos recursos que se consideran por el tiempo que tarda en recuperarse esta parte de su caparazón.
“Trato a cualquier animal, así que tener a Pascual ayudándome en la cirugía con su especialización, fue fantástico tener un par de manos extra”, comentó Hoferica sobre la ventaja que significó tener a otro médico en la intervención quirúrgica.
La administración de Penbode Vets Exotic Species, lugar donde reside el animal, explicó en una publicación en Facebook que emplearon diferentes herramientos “poderosas” para poder salvar la vida de Joey. Los internautas agradecieron el compromiso de los médicos y de la organización por salvar a la tortuga.