Se produce, en la mayoría de los casos, en personas mayores de 50 años, con un pico de incidencia entre 65 y 75 años.
Ser mayor de 50 años, tener antecedentes de pólipos o de cáncer colorrectal en la familia o padecer enfermedad inflamatoria intestinal, son factores de riesgo para desarrollar la enfermedad. También influyen una alimentación poco saludable, el exceso de alcohol, tabaquismo, sobrepeso y sedentarismo.
La tasa de mortalidad por cáncer disminuye continuamente desde 1991, lo que resulta en una caída general del 33% y se evitaron aproximadamente 3,8 millones de muertes por cáncer a nivel mundial.
Este progreso constante se debe a la reducción del tabaquismo; adopción de pruebas de detección de cáncer de mama, colorrectal y próstata; y mejoras en el tratamiento, como quimioterapias adyuvantes para el cáncer de colon y de mama.
“Es una combinación de educación, control, hábitos y también la mejora en la calidad de los métodos diagnósticos”, señala Fabio Nachman (M.N. 96066), Jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Fundación Favaloro y ex presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología. Si bien revela que lamentablemente 7 de cada 10 argentinos que tienen indicación, no se realizaron aún ningún tipo de estudio para detectar el cáncer de colon o la lesión precursora que es el pólipo, en el resto de America Latina, sucede algo preocupante.
América Latina: las muertes por cáncer colorrectal crecen un 20,5% en 30 años
Publicado en la revista científica Plos One, un estudio realizado por investigadores de la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSP/Fiocruz), del Instituto Nacional del Cáncer (Inca) y de la Universidad de California en San Diego mostró que, entre 1990 y 2019, la mortalidad por cáncer colorrectal en América Latina creció un 20,5%.
En la mayoría de los países de la región, incluido Brasil, la tendencia es creciente. De acuerdo con la Fiocruz, el crecimiento de la mortalidad por cáncer colorrectal en América Latina va en la dirección opuesta a la tendencia mundial, que ha sido una disminución de la tasa, resultado influenciado por los países de altos ingresos.
Además de describir las tendencias de la mortalidad por la enfermedad en América Latina, la investigación relacionó los datos con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de los países. El aumento de la mortalidad en la región, la más desigual del planeta, se observó de manera heterogénea.
La investigación confirmó que existe un vínculo entre las tendencias de mortalidad por cáncer colorrectal y el desarrollo socioeconómico de los países latinoamericanos. Sin embargo, esta relación no es lineal.
Los países con un IDH bajo tienen una menor mortalidad por cáncer colorrectal. Los factores que influyen en esta relación son, principalmente, el infradiagnóstico y el menor acceso a factores de riesgo conocidos, como el consumo de alimentos ultraprocesados y carnes rojas.
Por otro lado, los países de desarrollo medio tienen un acceso tardío al diagnóstico y dificultades para el tratamiento oportuno, lo que reduce la supervivencia de los pacientes. Además, estos países tienen una mayor exposición a factores de riesgo, como es el caso de Brasil. Por el contrario, los países altamente desarrollados diagnostican precozmente la enfermedad y la población tiende a tener patrones de alimentación más saludables, dice Fiocruz.
”Es interesante notar que la desigualdad entre países es tan marcada que hay algunos, como Uruguay y Argentina, que avanzan hacia una disminución de la mortalidad por cáncer colorrectal. A pesar del alto consumo de carne roja, son capaces de diagnosticarla y tratarla de manera oportuna, previniendo muertes. En los países centroamericanos, el escenario es diferente: la alimentación tiene menos riesgo, pero hay subdiagnóstico y poco acceso al tratamiento”, dice uno de los autores del estudio, Raphael Guimarães, del Departamento de Ciencias Sociales de la ENSP/Fiocruz.