La Vinotinto confirmó su levantada y quedó en puestos de clasificación. Soteldo (figura), Rondón y Machís anotaron los goles.
Es otra Venezuela. La mano del Bocha Batista, sumada a ese empate heroico del jueves pasado contra Brasil como visitante, cambiaron casi por completo a ese equipo débil y acostumbrado a salir en los últimos puestos en las Eliminatorias pasadas (nunca fueron a un Mundial): esta goleada a Chile, rival directo por uno de los seis lugares y medio, es la confirmación de un gran momento, que incluye una idea clara de juego e individualidades determinantes.
Ante un equipo de Berizzo que tiene mucha posesión (terminó 60% a 40% con uno menos) pero le cuesta trasladarla en situaciones claras, la Vinotinto planteó un partido inteligente que salió a la perfección: bien parado, les liberó el primer pase a los defensores chilenos y apretó en la mitad de la cancha, desde donde construyó casi todo el peligro a partir de pases buscando el espacio y la velocidad de los punteros. Fundamentalmente de Soteldo, quien estuvo absolutamente imparable y fue clave en el resultado.
Con un Rondón que también firmó una buena noche a puro despliegue (salió extenuado) y con un gol, ese grave error de Paulo Díaz en la salida sobre el final del primer tiempo empezó a sepultar las esperanzas de una Chile frágil y que había tenido unos buenos 10’ iniciales. Quien la terminó de hundir fue Núñez, haciéndose expulsar infantilmente 15’ después de haber ingresado en el entretiempo: a partir de ahí, Venezuela se dedicó a tener la pelota (bien Martínez en el medio y liquidar la historia para desatar la locura de la gente.