El reconocido músico colombiano regresó a la Argentina. Su duro relato sobre la salud mental, el tiempo perdido con sus hijos y su nueva etapa musical.
Juanes regresó a la Argentina para dar un show en el Gran Rex, el emblemático teatro de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de uno de los músicos de Colombia más importantes y reconocidos internacionalmente: compuso hits inoxidables, como La camisa negra, brindó decenas de shows con entradas agotadas y ganó muchos premios importantes, entre los que se destacan 27 Grammys que sacó de su casa porque le “generaban angustia”.
Lejos de tratarse de una actitud aislada, esconder esos galardones fue parte de un momento de su vida donde sentía rechazo por la fama. Es que, al hacer un repaso de su trayectoria, se percató de que su acelerado ritmo de trabajo lo había llevado a dejar de compartir varios momentos con su familia, incluyendo el nacimiento de sus tres hijos. Eso provocó que no quisiera escuchar su propia música y empezara a odiarse a sí mismo, según explicó.
Juan Esteban Aristizábal Vásquez, más conocido por su nombre artístico, nació el 9 de agosto de 1972 en Medellín. Aprendió a tocar guitarra escuchando música latinoamericana. Respecto de sus influencias, así recordó tiempo atrás en diálogo con El Comercio, la influencia que tuvo de la Argentina.
“Mi papá tocaba tangos y mis hermanos los cantaban también. Escuchaba a Los Visconti y Los Chalchaleros, también boleros, rancheras, vallenatos y cumbias. Todo eso sonaba en mi casa. Pero luego me volví loco con el rock y con el metal. Eso transformó mi vida para siempre”, expresó.
Juanes: su carrera musical vs. su familia
Su gran éxito en el plano laboral lo obligó a sacrificar muchos aspectos de su vida privada. Sin ir más lejos, durante los primeros diez años de su carrera, entre 2000 a 2010, estuvo dedicado completamente a su música. “No paré de trabajar nunca en esos años”, contó.
Fue justamente en ese lapso que nacieron sus hijos: Luna, el 6 de septiembre de 2003; Paloma, el 2 de junio de 2005, y Dante, el 12 de septiembre de 2009. “A pesar de que estaba trabajando y me sentía muy realizado en lo laboral, a medida que pasaban los años en lo personal iba decayendo muchísimo”, explicó.
Fue por eso que, cuando llegó 2010, se dijo a sí mismo: “No puedo más, necesito parar en este momento porque me voy a destruir”. “Creo que fue esa sensación de perderme mucho tiempo con ellos, de no estar tan cerca de mis hijos como hubiera querido”, reflexionó. Incluso llegó al punto de no querer escuchar su propia música y de odiarse a sí mismo, según explicó.
“Es como si fueras a una carrera de Fórmula 1 y no fueras a los ‘pits’. En algún momento se te va a acabar la gasolina, se te soltarán los frenos o se te reventarán las llantas. Creo que en ese momento yo no supe tener el valor para decir: ‘Necesito un descanso’. Llegué al final quemado, no quería ni saber de mi música no quería escucharme, me odiaba”, explicó.
Y completó: “Era una cosa muy loca. Imagínate lo que yo podía sentir, la tristeza mía tan profunda de decir no entiendo por qué estoy odiando lo que más amo que es estar en un escenario tocando. Y estamos hablando del año 2009, cuando uno no escuchaba hablar de salud mental”, explicó.
Fue ese el punto de inflexión a partir del cual empezó a reconstruir su vida. Sin dejar de lado por completo su carrera, bajó la intensidad de su trabajo y empezó a pasar más tiempo con su esposa y sus hijos. Y tomó una drástica decisión con los Premios Grammy que recogió en su trayectoria.
“Mis Grammys no los tengo ahora en mi casa, porque me generaban angustia. Estaba trabajando, los veía y me daba presión. En un momento los saqué de mi casa y los tengo en el lugar donde grabamos, en el estudio. En mi casa soy Juan Esteban”, contó durante una entrevista con el programa Mandale fruta, que se emite por República Z.