La situación en Ecuador llegó a un pico de violencia sin precedentes que dejó al presidente Noboa frente a una gravísima crisis de seguridad nacional. Si bien la situación venía complicada desde hacía meses, todo se precipitó cuando trascendió la fuga de Fito, el líder de la banda narco-criminal Los Choneros, de la cárcel de Guayaquil.
Adolfo Macias Villamar tal es el nombre del criminal, iba a sufrir un posible traslado a una cárcel de máxima de seguridad en la que ya había estado en agosto del año pasado. Probablemente dicha posibilidad habría sido la que desencadenó la fuga.
Tras ello, la situación se desmadró y hubo una serie de incidentes en prisiones de todo el país, con oficiales secuestrados, amenazas a cuchillo y mensajes amenazantes para el Gobierno de Ecuador exigiendo que de marcha atrás con sus decisiones.
En medio de la enorme crisis, el presidente Noboa declaró por 60 días el estado de excepción, suspendiendo así los derechos a la libertad de asociación, la inviolabilidad de domicilio, la libertad de tránsito y la inviolabilidad de correspondencia en las cárceles.
Lejos de reflejar un signo de autoridad, la decisión empeoró la situación y se recrudeció la guerra entre las bandas y el estado ecuatoriano. Hubo detonaciones de bomba, autos prendidos fuego, policías secuestrados y ejecutados, y fugas de otros líderes criminales.
Pero el pico máximo de tensión se dio por la tarde del martes, cuando un grupo de criminales tomó un canal de televisión mientras transmitía en vivo y secuestró a sus empleados. Rápidamente, las imágenes violentas comenzaron a circular en las redes sociales, muchas de ellas irreproducibles por el grado crueldad que reflejan.
Los criminales se filmaron colocándole explosivos a los presentadores y los obligaban a hablar en cámara para pedir que la policía se aleje de la zona. La toma de rehenes duró dos horas, hasta que la policía retomó el control del establecimiento.
Pero el terror no solo se mostró en la sede del canal; la calle también estaba controlada por las bandas. Criminales tomaban estaciones de subte y tenían de rehén a la población civil. Asimismo, ocurrieron saqueos en comercios y enfrentamientos a tiros en las calles.
Se observaron tanques de guerra desfilando por el centro histórico de Quito, capital ecuatoriana. Se restringió la movilidad en la Plaza Grande, a una cuadra del Palacio de Carondelet, mientras se llevaba a cabo una reunión en el Consejo de Seguridad, con mirás a delinear el operativo para recuperar el orden público.
El expresidente y uno de los máximos referentes de la oposición, Rafael Correa, manifestó su apoyo a Noboa y llamó a todos a la “unidad nacional” de todos los espacios políticos.