Los ciudadanos viven en un estado de temor constante. Los asesinatos, robos y la extorsión han aumentado, a medida que las bandas proliferaron.
La violencia en las cárceles y las ciudades ha sumido al país en el miedo. Se ha ordenado al ejército enfrentarse a las poderosas bandas que, se cree, están detrás de los ataques.
Una sensación de temor se apoderó de Ecuador el miércoles. Las calles estaban vacías, las clases se cancelaron y muchas personas tenían miedo de salir de sus hogares después de que la desaparición de dos líderes de bandas criminales el lunes desencadenó disturbios en las cárceles, secuestros de oficiales de la policía y la incursión en un canal de televisión que transmitía en vivo.
La violencia, que llevó al presidente a autorizar al ejército de Ecuador a enfrentarse a los poderosos grupos del crimen organizado, ha dejado al país sudamericano al borde del abismo.
El ejército dejó en claro que las bandas que han desatado disturbios en los últimos días enfrentarían medidas severas.
“A partir de este momento, todo grupo terrorista identificado en el decreto”, señaló Jaime Vela Erazo, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, “se ha convertido en un objetivo militar”. “El presente y el futuro de nuestra patria está en juego y ningún acto de terror nos hará claudicar”, agregó. “No vamos a retroceder ni a negociar. El bien, la justicia y el orden, no pueden pedirle permiso ni agacharles la cabeza a terroristas”.
En los últimos años, Ecuador ha estado sumida por la violencia relacionada con las drogas; han surgido alrededor de dos decenas de bandas que se enfrentan por el control de las lucrativas rutas de tráfico de drogas y el control de las ciudades.
Los ecuatorianos viven en un estado de temor constante, y los asesinatos, robos y la extorsión han aumentado. A medida que las bandas proliferaron, las cárceles en malas condiciones del país se convirtieron en cuarteles generales y centros de reclutamiento.
Los expertos afirmaron que Macías podría haberse enterado del plan del gobierno de trasladarlo a él y a otros convictos de alto perfil a una instalación de máxima seguridad a través de una filtración, y eso podría haber provocado su escape y los levantamientos en las cárceles.