El broderie comenzó a hacerse popular en Europa durante los siglos XVI y XVII. Originalmente era considerada una prenda de vestir lujosa con un símbolo de estatus, ya que requería un trabajo manual minucioso, lo que lo hacía muy caro para la época, por eso era usado mayormente por la realeza.
Fue la Revolución Industrial la que permitió su producción en masa, lo que hizo que fuera más accesible para las diferentes clases sociales. Los encajes de algodón y otros materiales más asequibles comenzaron a competir con los hechos a mano en términos de popularidad. Así se convirtieron en un clásico que esta próxima primavera/verano 23-24 vuelven a ser trendy, aportando el toque femenino y romántico que no sabíamos que necesitábamos.
Claro que no necesitamos aplicar esta tendencia de pies a cabeza, también podemos optar por algún detalle en el que sea protagonista. El broderie es una prenda que se puede combinar con jeans hasta con faldas.